El mediapunta que deleitó a John Benjamin Toshack durante su etapa en el conjunto herculino ejerce ahora labores de scouting en el mediático equipo inglés.
Era zurdo, elegante y de Corcubión. La fórmula, pese a la incerteza de si también Augusto César Lendoiro usaba su pierna izquierda en su etapa de jugador, sí fue aplicable a uno de los primeros canteranos que asomó la cabeza durante los años del Súper Dépor. David Fernández Miramontes debutó en Riazor un 26 de noviembre de 1995 con 19 años. Y lo hizo -casualidades de la vida- dando relevo a uno de sus actuales acompañantes en la Manchester City Academy, Txiki Begiristain.
Su llegada al primer equipo recibió el empujón de un John Benjamin Toshack que, en su primer año de entrenador en el Deportivo, olfateó talento en las profundidades del club y no dudó en dar la alternativa a un futbolista hábil y atrevido, que solía dejar como anécdota amable su tendencia a mascar chicle antes, durante y después de cada partido. David Fernández era el revulsivo particular del galés, un tipo con facilidad para poner nuevamente una quinta marcha a los herculinos cuando apenas quedaba tiempo para más. Sin embargo, la Ley Bosman, cierto infortunio con las lesiones y la tesitura de estar a caballo entre el primer equipo y el filial pusieron fin a la aventura de David en A Coruña.
La generación del fino mediapunta criado en Eirís no fue una hornada cualquiera. Compañero de vestuario de otros clásicos como Maikel, Aira o Padín, David dejó atrás el Deportivo y sus aventuras en Sevilla y Toledo para poner rumbo a Escocia, el que fue su hogar durante diez años. Allí le acogió el Airdrie, a donde llegó con otros cinco españoles. Steve Archibald, mítico exfutbolista escocés de los años 70 y 80, lo entrenó a su llegada y lo describió así: «David podría ir al Manchester United y probarse, porque tiene calidad». Sin embargo, la fama se la otorgó el Livingston, donde es considerado uno de los mejores jugadores de la historia del club.
La suerte no le acompañó, sin embargo, en su salto al Celtic de Glasgow -que pagó un millón de libras por su traspaso-. Un estilo de juego diferente y diversas molestias físicas lastraron el concurso del coruñés con los de Martin O’Neill, pero su periplo en las Lowlands no se detuvo ahí. Dundee y Kilmarnock fueron los últimos hogares del futbolista que creció en las pistas del Liceo La Paz, una carrera interesante que legó un amargo recuerdo tras la rotura de ligamento cruzado sufrida precisamente ante el Celtic en el año 2006, pero que también guardó en el mismo álbum el encuentro de David con otro exblanquiazul, Dani Mallo -por aquel entonces en el Falkirk-, dos temporadas después.
Casado y con dos hijas, David Fernández llegó a entrenarse con el Silva coruñés antes de decir adiós a los terrenos de juego en 2010. Escurridizo como en su etapa sobre el césped, el exjugador del Deportivo volvió a las Islas Británicas para integrar el staff técnico del Manchester City, donde ahora ejerce tareas de ojeador para el conjunto inglés por el norte de la Península Ibérica. Tanteado por el Liverpool en 2012 junto a Rob Newman, David Fernández mantuvo su compromiso con los sky blues, que cuentan con hasta cuatro españoles entre las categorías sub-18 y sub-21: el centrocampista Manu García -formado en el Sporting de Gijón-, el atacante Paolo Fernandes -que se marchó del Zaragoza en edad cadete-, Pablo Maffeo -adquirido al Espanyol- y un jugador de Coristanco formado en el Deportivo, Ángel Esmorís, que ya deslumbra con el filial de Patrick Vieira.
Así, embarcado en el casi rotundo silencio que ha rodeado su trabajo desde que abandonó el fútbol en activo, el imberbe futbolista que vivió ante el APOEL chipriota el debut del Deportivo en la extinta Recopa cerró la puerta de una trayectoria que también le granjeó el aprecio de Alex McLeish, exentrenador de los Glasgow Rangers. Ahora, con 38 años y un baúl lleno de recuerdos, busca en los campos de fútbol y las calles el ingenio que él mismo mostró.