Se dice a menudo que es importante conocer la historia para no repetir los errores del pasado. Y si lo que perpetró el Deportivo este jueves en el Ciutat de Valencia fue por desconocimiento, bien haría en revisarse la memoria. Ni un año ha pasado del esperpento de Irún – el 5 de noviembre es el aniversario – que el equipo blanquiazul revivió e hizo revivir al deportivismo ante el Levante. El marcador fue más amable, pero las sensaciones fueron igual de pobres en un grupo que parecía haber superado la fase no presentarse a competir.
La frustración de Idiakez al finalizar el encuentro lo decía todo. El técnico, que insistió varias veces en asumir la responsabilidad de lo sucedido, dejaba entrever con sus declaraciones que el cabreo no era únicamente consigo mismo: «Estoy de mala hostia por la primera parte porque el equipo no había dado síntomas de un rendimiento como este. Teníamos menos puntos de los que podíamos tener, estábamos compitiendo bien todos los días, pero hoy espero que sea una laguna en el rendimiento, un accidente y nos sirva para aprender. Somos un equipo joven, muchos venimos de Primera RFEF y no estamos entendiendo a dónde venimos. Venimos a un estadio de Primera contra un equipo de Primera y hoy no hemos asistido al partido. Nos han comido. No hemos resuelto la posición de Carlos Álvarez dentro y la posición de Andrés, pero más allá de cuestiones tácticas, ha habido unos mínimos que tenemos y que no hemos cumplido. Pero no tengo ninguna duda de que esto no se va a volver a repetir».
Estas palabras serían perfectamente intercambiables con las que el propio Idiakez pronunció al salir del Stadium Gal: «Nos han ganado por querer y eso no se puede permitir. Si pensamos que vamos a salir a pasear el escudo y la camiseta, lo tenemos jodido. Estamos fastidiados sobre todo por la gente que ha venido. Se merecen otra imagen. La segunda parte es lo peor con mucho desde que estoy aquí».
El vestuario también asume su parte
Durante todo el curso, Irún fue un lugar recurrente al que los jugadores del Deportivo volvían para recordarlo como punto de inflexión. «Tocamos fondo. Después de ese partido nos habló el míster e hicimos una charla en la que nos dijimos las cosas y lo que había que cambiar en el campo. Ahí cambió todo«. Esto lo decía Pablo Martínez, compañero en la zaga de Pablo Vázquez, el protagonista que ayer daba la cara en zona mixta: «Es todo. Que no ganes un duelo defensivo no es táctica, que te rematen cuatro córners no es táctica, que te ganen la profundidad por la derecha no es táctica… Somos mayorcitos y tenemos mucho que mejorar y que ver. Cada uno debe asumir su responsabilidad«.
El Deportivo cae a puestos de descenso tras este encuentro y a las puertas está la visita del líder Racing de Santander. El punto de partida entre Real Unión y el Levante ya se ha conectado, ahora falta qué camino toma la reacción.