El Fabril visita este fin de semana uno de los campos más pequeños de todo el fútbol español. El Pepe Quimarán, donde juega habitualmente sus partido la UD Llanera, se caracteriza por tener unas dimensiones muy reducidas de apenas 90 metros de largo y 56 de ancho. Unas cifras que lo convierten en un campo peligroso en el que los locales no pierden desde el pasado mes de diciembre.
A lo largo de la temporada han pasado por allí casi todos los rivales posibles, tanto de la zona alta de la tabla como los que luchan por la salvación en la parte roja. Nadie lo ha tenido fácil en la localidad cántabra para llevarse los tres puntos, siendo el último de ellos el Escobedo. «Las dimensiones del campo condicionan el juego», explicaba su técnico, Samuel San José.
Un terreno de juego que sorprende a quien no lo conoce por al facilidad para desplazar el balón y dejarlo en el área prácticamente desde cualquier posición. Otro de los vencedores allí fue el Numancia, cuyo técnico Aitor Calle fue muy claro a la hora de definirlo: «Te sorprende lo cerca que está todo. Un campo en el que los saques de banda son más peligrosos que los córneres. Ni como jugador no como entrenador he jugado en un campo de estas dimensiones».
El que no fue capaz de llevarse el gato al agua fue el Pontevedra, actual líder a un paso del ascenso de categoría. Los granates tuvieron que conformarse con un empate sin goles en la primera vuelta. Pese a ello, Yago Iglesias destacaba la labor de sus jugadores «en el campo más complicado de toda la categoría», donde el Llanera «te lleva al límite, independientemente de lo que diga la clasificación».
En este escenario tendrá que remar el Fabril en busca de más puntos que le acerquen a la disputa de un playoff que claramente ilusiona en el vestuario del filial deportivista.