La remontada del Fabril ante el Valladolid Promesas, la segunda en el mismo escenario en pocos meses, fue especial no sólo por ser la primera de la nueva temporada, sino también por permitirle a Óscar Gilsanz celebrar con tres puntos su centenario al frente del filial blanquiazul. El técnico de Betanzos sigue alcanzando hitos dirigiendo a los jóvenes talentos de Abegondo y agrandando su figura en las categorías inferiores del club coruñés.
Desde su llegada asumiendo el Juvenil A, Gilsanz no ha parado de cosechar éxitos deportivos y, lo más importante, darle el último empujón a numerosas perlas de la cantera para que dieran el último paso. Después de ganar la liga de División de Honor y la Copa de Campeones, tomó las riendas del Fabril en Tercera División acompañando a buena parte de esa generación en sus primeros pasos senior.
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Playoff de ascenso en el primer año – cayó ante un Ourense CF que acabaría ascendiendo – y campeón con ascenso al segundo para convertirse en el mejor equipo de la Tercera gallega. Y el gran examen llegó la temporada pasada en Segunda Federación. Categoría nueva para muchos jugadores y también para el propio Gilsanz, que en una temporada durísima y llena de contratiempos consiguió lograr el objetivo de la permanencia.
Gilsanz tras un verano de revolución
Y así se presenta una nueva temporada en la que, como suele suceder cada poco en los filiales, ha tocado cambio de ciclo y un verano de muchos cambios. Cambios que incluso llegaron a poner en duda su continuidad en el banquillo como el propio Fernando Soriano reconoció en público.
Con una plantilla prácticamente nueva, Gilsanz busca consolidar al Fabril en Segunda Federación y quizá aspirar a meterse en la zona noble y pelear un ascenso que permitiría a la cantera blanquiazul seguir evolucionando.