Ya sé…ya sé que entrar en playoff es pedir demasiado, pero… podrías echarnos una manita… Quizá esta adaptada petición publicitaria haga viajar a treintañeros y cuarentones a rodearse de bulliciosas botellas de vino espumoso y cabezonas resacas. Aquel spot persuasivo, grabado en el viejo Bar El Molino días antes de la fatídica semifinal de Champions contra el Oporto, permanece en la memoria deportivista como elemento marketiniano para recordar que los milagros a veces se pueden cumplir. De eso aquí tenemos un máster. De la misma forma que lo tenemos en imprevisibles desgracias.
Viajemos a la situación actual y hablemos de matemáticas. La ciencia formal se empeña en repetir que hay dos opciones. Es posible una hecatombe a la que casi nadie teme ‒hay sustento argumentativo y numérico para ello‒ pero también meterse en playoff, aunque suene quimérico ‒mucho‒.
Siendo pragmáticos, lo más lógico es que no suceda ni la una ni la otra, y que por primera vez en catorce años podamos disfrutar (o aburrirnos) con un final de temporada sin nada en liza. Pero más allá de lo que dicte la tabla clasificatoria y los números, el Dépor se juega una serie de inapreciables detalles que pueden terminar condicionando el futuro.
Finalizar la campaña con buenos resultados multiplicará la ilusión deportivista de cara al próximo curso, cuyo objetivo, a diferencia de este, debe estar marcado con el indudable sello del ascenso. Gilsanz mantendrá la buena reputación que se ha labrado como técnico eficiente y no se comenzará con ruidosas y polémicas dudas en el banco. Ya es un punto de partida importante y que, desgraciadamente, rara vez sucede en el banquillo blanquiazul. Porque… seguirá, ¿no?
Acabar cercano a los puestos que conllevan premio también puede ser clave para la continuidad de algunos jóvenes valores del vestuario. Yeremay, Soriano, Mella… Son muchos los grandes clubes que tienen a sus aves rapaces acechando a los polluelos de oro blanquiazules. Finalizar con una dinámica negativa, alejado de los puestos de ascenso, con un equipo que deja dudas y no muestra un espíritu combativo, no será el mejor acicate para lograr la continuidad de unos chavales deseosos de dar un salto cualitativo y económico en el mundo del fútbol. Si por el contrario das muestras de solidez y de tener un proyecto ambicioso que sigue engrasado e in crescendo, puede suponer que el amor por los colores y la comodidad que otorga la acogedora A Coruña alarguen esa relación en busca del ansiado sueño de jugar en Primera con la blanquiazul a corto plazo.
Como decía el copy final de aquel anuncio entre las risas premonitorias del santo: os milagres témolos que facer entre todos. Con la salvación virtual camino del bolsillo y el playoff convertido casi en misión imposible, el Dépor se juega algo más que puntos y posiciones en esta recta final de temporada.