En Son Caliu, uno de los barrios más humildes de Calvià, -a 15 minutos del centro de Palma de Mallorca-, tienen muy presente al Deportivo. No es que lo quieran ellos, es que hay quien se lo hace recordar. “Habla muchísimo del club y de A Coruña. Le tiene muchísimo cariño”. Quién contesta al otro lado del teléfono es Vanessa Crespo, directiva y responsable de comunicación del equipo de fútbol del barrio. Su testimonio corresponde a Lionel Scaloni, otrora jugador blanquiazul.
Pero hoy la historia no va sobre su paso por el Dépor, ni siquiera sobre aquellos partidos de Champions. Hoy la historia es bien distinta. Hoy la historia habla del otro Lio. Del humano. De ese que de la mano del Son Caliu CF organiza un campus de tecnificación (con invitados de lujo como el ex deportivista Juan Rodríguez o el ex tenista Carles Moyà) y «se aprende el nombre de los cincuenta niños”. El mismo que se pasa el día entero acompañándolos, les da de comer, y luego se baña en el mar con ellos. “Parece mentira que un tío que ha estado acostumbrado a lo que ha estado, luego tenga tanta sensibilidad con los pequeños, que son muy malos de llevar”, reconoce, sorprendida, Vanessa.

Para conocer el inicio de esta unión entre el ex futbolista argentino y el ‘Sonka’, hay que remontarse al pasado mes de diciembre, cuando, “accidentalmente, en una oficina municipal, un miembro del club calvianer le comenta a Lio si le apetece colaborar”. Interesado en hacer horas para el curso de entrenador, Scaloni acepta la tentativa y se hace cargo del Cadete A. “Apostó por el club más modesto del municipio, y se involucró al 100%. Preparaba entrenamientos, iba a los partidos, a las cenas de fin de semana, a las barbacoas… Como un entrenador normal y corriente”, afirma Crespo.

Fue tan grata la experiencia, que todos desean repetir. Eso sí, no será fácil. Con pretendientes mayores, el rosarino podría acabar recalando en los próximos meses en el staff técnico de un importante equipo de La Liga. Pero eso aún está por ver, lo que ya es seguro es que su huella en los yellowarriors ya nadie la podrá borrar. Es la huella de un ex futbolista profesional. Hasta que baja a la calle. Ahí se olvida de todo. Ahí es un vecino más.