El Memorial Moncho Rivera cumplió todos sus objetivos: las viejas glorias de Deportivo y Celta pudieron reunirse, Riazor disfrutó de un buen espectáculo y se recaudaron fondos para las causas solidarias de la Cocina Económica de A Coruña y a la Fundación ‘Curemos el Parkinson’. La felicidad se adivinaba en los rostros de los protagonistas blanquiazules al salir de vestuarios, tras pisar de nuevo el verde del coliseo donde un día fueron gigantes.
«Hace 10 años de la última vez que jugamos acá», recordaba el ‘Turu’ Flores, haciendo alusión al partido del Centenario en 2006, «se mezcla todo: los amigos, los jugadores, la afición, la ciudad… Se te viene todo encima, es una sensación hermosa. El físico no da pero si dura el partido cinco o seis horas está bien, da gusto jugar». Hoy entrenador, el argentino admitió que le gustaría sentarse algún día en el banquillo de Riazor. «Se me cumplió el sueño de entrenar al equipo en el que nací futbolísticamente, Vélez Sarsfield; y sería un sueño venir a España y si es al Dépor mucho mejor», indicó.También Joan Capdevila confesó salir con «la piel de gallina. Volver a Riazor, recordar grandes momentos… Una nostalgia tremenda. Espero que no sea la última vez que vuelva, la experiencia ha sido muy positiva. Aquí he vivido gran parte de mi carrera, he crecido como persona y como jugador, he ganado títulos, viví la Champions desde dentro, he pisado campos como San Siro o Manchester…».
«Disfrutamos muchísimo y este encuentro nos ha servido para recordar esos momentos, para ponernos al día. Han pasado muchos años, algunos con más kilos y menos pelo, pero nos hemos divertido muchísimo. Hay que dar gracias a la gente que ha respondido de maravilla para esta causa benéfica», añadió el antiguo lateral zurdo del conjunto blanquiazul.
No faltaron las impresiones de los más veteranos en la cita. «Es importante que todo el cariño que nos ha dado la gente estos años podamos devolverlo en este tipo de actos. En lo físico puede que unos estemos peor y otros mejor, pero el fútbol está en la cabeza de todos. Cuando sales ahí intentas ser competitivo y hacerlo bien, aunque lo importante era la causa y pasar un buen rato. Tenía que verse buen fútbol jugadores como Djalminha, Diego Tristán o Turu Flores, que dieron tantas tardes de gloria y alegrías a la afición», ha comentado Manjarín.
Vicente Celeiro, que vistió el celeste del Celta pese a haber militado en ambos clubs, subrayó que sigue «siendo 50-50, cada vez más. Me voy contento, no me lesioné, mucha foto, mucha entrevista…». Reconoció la superioridad del Dépor, con «jugadores que prácticamente están para jugar como Romero, Manuel Pablo… Ganando fácil metería a Andrade también», bromeó.
Por último, Julio Salinas celebró haber podido jugar por primera vez un partido de veteranos como blanquiazul y fotografiarse en un derbi junto a su hermano Patxi. «Me lo he pasado cañón, es un orgullo volver a Riazor. Además contra el Celta, porque el pique siempre está ahí, y con mi hermano enfrente. Les hemos ganado bien. La causa es lo principal, lo otro es una consecuencia, tener la oportunidad de juntarte con este equipazo, porque se ha reunido una gente impresionante. Es un regalo», ha concluido el delantero.