Huelga decir que no son caminos cruzados, pero cierto sabor a ello deja pensar que abrazar la permanencia en Ipurúa pasa por batir a Asier Riesgo y, a su vez, las enseñanzas de un viejo conocido como Josu Anuzita. Hablar de él supone hacerlo de quien puso el candado a la meta del Deportivo en aquella temporada 90/91 que concretó el regreso a Primera en una última jornada de Liga de infarto. Y ahora, tras su adiós al cuerpo técnico del Athletic de Bilbao el verano pasado, Anuzita integra el que dirige José Luis Mendilibar en el Eibar.
No deja de ser curioso cómo la historia del fútbol suele cerrar filas en torno a los futbolistas de ataque, a sus méritos en pos de un objetivo. Los tantos de ‘Stoja’ ante el Murcia podrían ser un paradigma de ello, pero aquel éxito no se puede entender sin echar también un vistazo atrás, a la portería. Bajo palos estuvo durante 37 partidos Anuzita, que finalizó la campaña con sólo 27 tantos encajados, los mismos que todo un Paco Liaño que ganó el Zamora y al curso siguiente, en una suerte de guiño al pasado de Josu, dejó Sestao para desembarcar en Riazor.
El año del ascenso, el getxotarra fue uno de los hombres de confianza para Arsenio Iglesias dentro de un vestuario con un marcado acento vasco. Peio Uralde y Aspiazu eran otros dos de los habituales. Y no es este un hecho baladí si se atiende a las palabras dejadas por el legendario técnico de Arteixo en una de sus últimas comparecencias ante los medios. «Los equipos del norte son muy rocosos. Son jugadores profesionales y que se ayudan mucho mutuamente», explicaba Iglesias. Y así se constató en la pugna de los coruñeses por alcanzar entonces los dos puestos de promoción directa a la élite.
En ese trayecto se interpuso precisamente el Eibar, que logró poner en un severo aprieto al Deportivo tras vencer por 2-3 a los blanquiazules en A Coruña a sólo seis encuentros del final. Un fatídico envite previo en Jerez en el que Anuzita acabó expulsado impidió que éste defendiese al Deportivo ante los armeros. Sólo ese partido se perdió el arquero vizcaíno, al que las vueltas del fútbol le han llevado precisamente a la escuadra que calibrará este sábado las opciones de los gallegos de certificar su meta. Y en el vis a vis, será el balón el que dicte sentencia.