De fútbol no hay nada que hablar, por lo que este análisis se distancia mucho de lo que nos gustaría haber narrado.
1. Día negro para el deportivismo y día negro para el fútbol español. El domingo 30 de noviembre no se recordará en A Coruña como el día en el que el Dépor perdió en el Vicente Calderón con Víctor Fernández como entrenador. Un partido en el que poco hay que rescatar. Fue un partido que no debió jugarse, tal y como escribió Víctor Losada en la crónica de Riazor.org la pasada mañana.
2. No emitiré juicios de valor ni me pronunciaré sobre un tema del que todavía no se ha conocido toda la verdad. No me gusta anticiparme ni tener que tragarme mis palabras, así que me limitaré a censurar la violencia en el fútbol. La violencia en todas sus vertientes. La que llega hasta el extremo, como ha sido este caso, pero también cualquier otra forma de violencia que se ve ya como natural en muchos terrenos de juego. Hablo de la violencia verbal, de los cánticos hirientes, de los insultos, de los gritos racistas o xenófobos que al fin y al cabo se extienden a cualquier campo de fútbol de las ciudades y los pueblos. Basta ya. Pensemos en los niños que acuden inocentes por primera vez a un estadio que llenarán 20 o 30 mil personas y que todo les sorprende. Por lo menos pensemos en ellos. Que no se vuelva a repetir.
3. Aunque no me pronunciaré sobre el tema en sí, me sale de dentro señalar a diferentes autoridades e instituciones que me ha parecido que han tenido actuaciones lamentables durante el día de ayer. Señalo a la Liga de Fútbol Profesional, con declaraciones muy desafortunadas por parte de su presidente Javier Tebas y por las que probablemente tenga que pedir perdón; señalo al Atlético de Madrid, cuyo presidente y consejero delegado escurrieron el bulto y echaron balones fuera alejando este hecho de la órbita rojiblanca con demagogia barata; señalo a la RFEF, que no estuvo a la altura de las circunstancias; señalo a las autoridades políticas, que ahora se contradicen entre sí en sus manifestaciones.
4. No me ha gustado tampoco el trato que una parte de la prensa madrileña le ha dado a este asunto. Diversos medios daban como ciertas informaciones no probadas y relataban con total impunidad los hechos sin que la investigación policial hubiese aproximado un veredicto. Y hasta cierto punto da la sensación de que el asesinado es el asesino y el asesino el asesinado. Paciencia. Vamos a dejar actuar a los cuerpos de seguridad del estado, que van a ser los que más información tienen y los que cobran por este trabajo. Mientras, informaciones y no valoraciones. Testimonios y no juicios de valor.
5. Sí respeto, y mucho, como trataron otros compañeros el tema de principio a fin, recabando los testimonios de los diferentes protagonistas y obligando al interlocutor a sacar sus propias conclusiones hasta que se sepa lo que realmente ha sucedido. Fue el caso de Tiempo de Juego de la Cadena COPE, con Paco González, Manolo Lama, Joseba Larrañaga, Germán Dobarro o Marco Antonio Sande. Aquí también me refiero al objetivo y muy explicativo artículo de Manuel Jabois en El Mundo que conviene leer o al trabajo periodístico de Héctor Fernández en Onda Cero. Y de muchos que seguro que me olvido o los que no he podido escuchar o leer.
6. Conviene echar un ojo de vez en cuando al extranjero y a cómo se han solucionado los problemas en otros países. Por ello son interesantes las reflexiones que hacían los autores de La Media Inglesa en Twitter sobre el papel del hooliganismo en el Reino Unido en los años 80 y cómo se ha extinguido completamente hasta el punto de que el fútbol ahora en un «deporte de familias». Traslado aquí sus palabras:
En Madrid ha fallecido una persona tras una pelea entre grupos radicales de varios equipos de fútbol. Recuerda a la Inglaterra de los 80.
En los 80 en Inglaterra era común que quedaran para pegarse los radicales de los clubs y se unieran otros de equipos que ni siquiera jugaban
Toda esa violencia en el fútbol procedía de la situación política y económica de la época de Margaret Thatcher. Paralelismos con España hoy.
Thatcher intentó en los 80 implementar un sistema de identificación para los fans del fútbol pero clubes y fans se negaron a aplicarlo.
Lo que sí se aplicó y fue un éxito fue el informe Taylor tras el desastre de Hillsborough, que recomendó eliminar las zonas de pie.
Pero ante todo, clubes, FA, liga y administraciones públicas coincidieron en emprender medidas conjuntas para acabar con la violencia.
Los clubes demostraron valentía echando a los violentos. El gobierno endureció las penas y encarceló a muchos de ellos.
Los clubes eran conscientes de la amenaza para sus ingresos que suponía esta gentuza. La creación de la Premier le debe mucho a eso.
Ningún fútbol sufrió con la violencia como el inglés en los 80. No queda ni rastro. Pero hace falta decisión, inteligencia y mucha valentía.
Hace falta presidentes que estén dispuestos a recibir amenazas de muerte, políticos inteligentes y el apoyo masivo de los fans de verdad.
Del mismo modo, me dio que pensar otro comentario en Twitter, esta vez de la periodista chilena Cecilia Lagos, presentadora de 24H Deportes para todo el fútbol sudamericano. Con hechos como este, nos damos cuenta de que no estamos tan alejados de los sucesos que allí se dan a menudo.
Barrabravas del Atleti mataron a un hincha del Dépor hoy antes del partido entre sus equipos en Madrid. De no creer. Allá también pasa.
— Cecilia Lagos (@CeciliaLagos) noviembre 30, 2014
7. Espero que esto se termine de una vez. Espero que esto sea un punto y final de los altercados violentos y sangrientos que nublan este deporte tan fantástico. Que se acabe. Fuera aquellos que ensucian la pelota y que en muchos casos no están sobre el campo. Fuera los protagonistas que se escudan bajo el mantón de un club y fuera los presidentes de los clubes que ofrecen beneficios a esos grupos de animales. Es una lucha de todos.