Llegó en las últimas horas antes del cierre del mercado de verano. Lo hizo sin pretemporada y teniendo que cambiar de país. Y eso que provocó que, al principio, le costase. Pero unos meses después, Pablo Martínez ha hecho imperar la lógica. El central francés fichó por el Deportivo para aportar liderazgo y sobriedad a una zaga blanquiazul que careció de esas facetas en algunos momentos del pasado curso. Y con el tramo final de su primer curso en A Coruña ya en el horizonte, pocos dudan ahora de que Martínez ha sido uno de los grandes fichajes de los últimos años.
El ’16’ se ha convertido en uno de los claros futbolistas indiscutibles en el once del Dépor. No hay quien lo mueva de la defensa. Acumula 20 encuentros este curso, 13 de manera consecutiva. Y además, como titular y jugando todos los minutos. Sea como central zurdo en una pareja, como defensor del carril izquierdo en una línea de tres o incluso como improvisado lateral de urgencia antes de la llegada de Lebedenko, Pablo Martínez ha cumplido con creces.
No es el más rápido, pero pocos le ganan en carrera. No es el más fuerte, pero es difícil superarle. Y no es el más alto, pero nadie quiere vérselas con él en el aire. Es un central que, en definitiva, no concede ventajas gracias a su buena técnica defensiva y a su capacidad para estar siempre bien ubicado y decidir correctamente.
El zaguero francés ha contagiado de solvencia a la última línea de un equipo que es el segundo menos goleado del Grupo 1 gracias a su trabajo colectivo, sí. Pero esas cifras también se explican en el gran nivel individual que algunas de sus piezas (Mackay, Olabe, Antoñito o el propio Pablo) están ofreciendo en aspectos defensivos.
De este modo, es evidente que la trascendencia de Pablo Martínez dentro del colectivo no ha parado de cotizar al alza en los últimos meses. Pero el de Orange tiene, todavía, una asignatura pendiente para llegar al sobresaliente. Porque su rendimiento a la hora de proteger la portería es soberbio. Pero su puntería cuando se trata de mirar al arco contrario le está impidiendo alcanzar un techo con el que ya coquetea.
Porque sí, a Pablo Martínez le falta el gol. Y no será porque no ha tenido ocasiones para ello. El defensor no ha destacado a lo largo de su carrera especialmente por su productividad a la hora de ver puerta. Eso es cierto. Pero en el Deportivo ha acumulado situaciones suficientes para saber lo que es celebrar al menos un tanto con la elástica blanquiazul.
Martínez se ha convertido en la principal referencia ofensiva del equipo en las jugadas a balón parado. Y si antes del inicio del 2023 ya acumulaba situaciones de gol, desde la llegada de Lucas Pérez esa función de rematador habitual se ha visto todavía más potenciada. 6 balones en acciones de pizarra ejecutadas por el de Monelos ha rematado Pablo Martínez, que en total acumula 14 remates esta temporada.
Pablo Martínez, un caso único
La cifra de chuts es tan solo superada por las de 6 defensores centrales entre los Grupos 1 y 2 de Primera Federación: José Carlos (San Fernando), Amelibia (Cultural), Raúl González (Alcoyano), Víctor Ruiz (SD Logroñés), Gerard Martín (Cornellà) y Rafa Marín (Castilla). La diferencia es que 4 de ellos ya han visto portería al menos una vez este curso.
Solo Pablo Martínez, Víctor Ruiz y Gerard Martín acumulan al menos 14 disparos sin todavía estrenarse como goleadores. Pero la diferencia entre el francés y sus dos compañeros de posición del Grupo 2 está en la claridad de sus ocasiones. Siempre según el modelo probabilístico de Wyscout, el deportivista acumula ya 1,65 goles esperados (xG). Es decir, que con un mínimo acierto debería llevar al menos 2 tantos. Mientras, el sumatorio de las probabilidades de gol en los remates de Ruiz y Martín es de 0,31 y 0,85, respectivamente. Dos cifras muy inferiores a las del defensor del Dépor.
Ante el Real Madrid Castilla, Pablo Martínez volvió a ser una de las principales amenazas del equipo blanquiazul. Aunque Pepe Sánchez ejerció como receptor de dos córners en la primera mitad y uno de ellos acabó en gol, el francés también dispuso de una situación de remate.
Fue en una segunda jugada tras una falta de Lucas. Lebedenko recuperó, profundizó por el carril zurdo y colocó un buen balón al galo, que se había quedado ‘descolgado’ esperando de nuevo el balón al área. Martínez golpeó en posición acrobática con su izquierda, pero el disparo se marchó desviado. Esta falta de dirección correcta es la más habitual, pues únicamente el 35% de los 14 remates de Pablo han ido entre palos.
De esta circunstancia es plenamente consciente el futbolista, que hace algo más de un mes reconoció en RiazorTV que ya había «hablado con todo el mundo» por esa falta de puntería. «Si conocéis una bruja o algo… (ríe) Hago lo que sea, como si hay que ir a Santiago. No sé lo que pasa este año, que tengo un montón de ocasiones pero no quieren entrar. Aunque lo principal es que ganamos. Si seguimos ganando partidos y tengo tantas ocasiones, aunque no meta gol lo llevo bien. No pasa nada», explicó un futbolista que cada día que pasa está más cerca de aprobar la última asignatura que le separa del sobresaliente.