Nuestro columnista Arturo Patiño nos acerca este texto para tratar de forma clara el tema de la violencia en el fútbol.
Después de semanas sin escribir, los acontecimientos de esta semana no me dejan seguir sin hacerlo. No voy a valorar lo sucedido porque, escriba lo que escriba, no soy nadie para dictar sentencia ni tengo la verdad absoluta… y por supuesto, también he cometido errores, y muchos. Eso sí, mis opiniones son tan válidas como las de cualquiera y no puedo dejar de exponerlas. Habrá gente que las comparta y gente que no, porque por suerte no existe un pensamiento único.
Por delante pongo que el partido se tenía que haber suspendido y ahora comento reacciones.
Domingo
Los primeros en escurrir el bulto después de lo sucedido son los integrantes del vestuario. Todos. La excusa de que el partido se jugó porque nadie tomó la decisión de suspenderlo no sirve. Es pasarse la pelota (por cierto, mucho mejor que durante los partidos) para eludir responsabilidades. Si el suceso es tan grave como lo era… no se juega y no se juega. Ya llegarán después las soluciones, que para todo las hay. Si esa iniciativa partiera del vestuario blanquiazul, los colchoneros no se hubiesen negado, ni hubiesen querido sacar partido de esa circunstancia.
Los jugadores le pasaron la pelota a los técnicos. Estos a los delegados. Los delegados, que tienen contacto directo con el árbitro, lo dejaron en sus manos. Después, el colegiado se la pasó al responsable de la LFP, que busca amparo en la RFEF pero tampoco aparece. Así que, a otra cosa mariposa y a jugar. Nadie hubiese sido sancionado a perpetuidad ni condenado a los infiernos deportivos por haber tomado la decisión de quedarse en el vestuario.
Lunes
Ya se han visto las imágenes. Ya han corrido ríos de tinta. Llega la hora de las reuniones. A todos los políticos se les llena la boca con justificaciones y anuncios de que lo sucedido es el punto y final a los violentos en el deporte. Pero actuaciones reales y efectivas… ni la primera.
Martes
Es el turno de los responsables de los clubes implicados y la cosa empeora. Ninguno de los dos es capaz de cortar de raíz con los protagonistas. Solo medidas de cara a la galería y para ganar tiempo y que otro solucione el problema. Habría que ser ejemplar y contundente, aunque en un principio pagaran justos por pecadores. Con el tiempo, esos justos volverían a disfrutar de su pasión sin pecadores a su lado.
Y todo porque tienen más miedo que vergüenza y tendrían que justificar todo lo que les han consentido a los protagonistas de esta trágica historia. Un cargo no es solo estar en el palco y disfrutar de Ligas y ascensos… Hay toros que hay que coger por los cuernos.
Paños calientes para una herida que sangra a borbotones. Ni Cerezo ni Fernández se acordaron de Paquirri en su lecho de muerte: “Doctor, la cornada es muy fuerte (una muerte). Tiene al menos dos trayectorias (FA y RB). Corte lo que tenga que cortar… lo demás está en sus manos”.
En tres días, todos, todos se han pasado la pelota como si fueran la mejor versión del mejor medio centro de la historia del fútbol.
Futbolistas a técnicos. Técnicos a Delegados. Delegados a árbitros. Árbitros a la LFP. La LFP a la RFEF (que ni está ni se le espera). Villar y su cuadrilla al CSD. El CSD al Ministerio de Wert… y como su video del domingo ya fue suficiente, el ministro está a la espera de que la decisión la tome Rajoy. Que a este paso, lo dejará para dentro de un año y a ver qué pasa en las generales y el marrón se lo come otro.
Imitar no siempre es malo. El ejemplo está en las Islas Británicas. Solo había que copiar sus medidas… pero desde antes de ayer, joder. Ni el fútbol se ha acabado en los territorios de Isabel II ni los partidos han dejado de tener un ambiente increíble. Lo que sí han desaparecido han sido las muertes.