Dani Cancela, excanterano del Depor, relata cómo ha vivido todo el ‘caso Fuenlabrada’ desde Hong Kong y lo que cree que le espera al conjunto herculino en una columna de opinión en riazor.org.
Soy del Depor, de toda la vida. Tengo esa suerte. Nací en una ciudad en la que la identificación con unos colores, con un equipo, con un estadio es casi una forma de vida. No dependemos de qué equipo mande en esa época o de dónde juegue el jugador de moda para colgarnos la bufanda y apostar a caballo ganador. Somos del equipo de nuestra ciudad. Somos del Depor.
Yo empecé a ir a Riazor de pequeño, con mi padre. Estábamos en Segunda pero para mí, ir al Estadio era lo mas. Viví momentos de todo tipo, desde ascensos frustrados a títulos soñados, pasando por incendios, agónicas promociones, penaltis y hasta una primera cita. Siempre allí, siempre en mi casa. Y espero, no dentro de mucho, volver con mi mujer y mis hijos y trasmitirles este sentimiento.
Y es que se trata de eso. De un sentimiento de pertenencia que es completamente ajeno a la categoría o al rival. Lejos quedan los primeros años en Primera donde, por la novedad, se iba al campo a ver al Madrid, al Barcelona o al United. Desde hace años vamos a nuestra casa a ver a los nuestros. Poco importa quien esté enfrente, o lo que esté en juego. Es una forma de vida que empieza el lunes y acaba el día del partido. Y eso no lo perderemos jamás.
Es curioso, pero esta pertenencia se potencia mas cuando vives lejos, y el equipo es un lazo, un vínculo con tu ciudad que te acerca a algo que está a tanta distancia. Y también cuando las cosas van mal. Es en ese momento cuando mas ganas tienes de estar cerca, de apoyar. De pasarle el brazo por encima del hombro a ese amigo que sabes que lo está pasando mal para reconfortarlo. Es lo que toca ahora.
Unidos por la injusticia y sin dejar de lado la desastrosa temporada que nos llevó a Segunda B y por la que se deben pedir responsabilidades, es el momento, una vez mas, de apoyar al club, a ese amigo que pasa por una mala racha, para que sepa que no nos olvidamos de las alegrías, de los grandísimos momentos que nos hizo pasar y lo agradecidos que le estamos.
Porque lo que no saben los que se ponen bufandas ajenas es que la alegría que te dan los tuyos, los de casa, es, infinitamente mas grande que la impostada. Y que esa alegría no solo la dan los títulos, las gestas (y de esas tengo la suerte de ser de una generación que ha vivido varias) sino que a veces son los detalles mas pequeños los que te sacan esa sonrisa. Un caño de Djalma, un control de Valerón, un tuit de Borja Valle…
Por delante tenemos un año muy complicado, eso no lo podemos perder de vista. Todos tenemos en mente equipos también muy grandes que bajaron a categorías no profesionales, que pensaron que iba a ser cosa de unos meses y que estuvieron muchos años ahí metidos. Oviedo, Racing de Santander, Cádiz… son o deben ser espejos donde mirarnos para saber lo que no se debe hacer. Y hay poco tiempo para armar la plantilla en un año que además exige estar bien desde el principio. No valen remontadas de segunda vuelta, no vale período de adaptación. La exigencia es toda, y la dificultad es más grande de lo que la gente se puede pensar.
La Segunda B está llena no solo de buenos jugadores, sino de buenos entrenadores que construyen grandes equipos. La diferencia no es tan grande como hace años, y contra el Depor todos van a dar su mejor versión. Visitar Riazor o que el Depor vaya a tu casa es el día del año. Y contra eso habrá que luchar. Canteranos del Depor que querrán demostrar que se equivocaron con ellos, jugadores que buscarán exhibirse ante el grande de la categoría para ver si se enganchan al tren del fútbol profesional… Cada día va a ser una batalla. Habrá momentos difíciles, de agachar las orejas, apretar los dientes y mirar para el escudo. Campos sintéticos, campos pequeños en los que al futbolista no le apetezca jugar… Pero a todo eso hay que enfrentarse, y superarlo. Es fútbol igual y es lo que toca ahora.
Y lo reconozco, estuve muy fastidiado por el descenso, pero cada día que pasa me ilusiono mas con la temporada que nos espera. Un reto difícil en un formato nuevo que convierte a la Segunda B en algo todavía mas difícil de descifrar. Ojalá el equipo esté a la altura, porque si de algo estoy seguro es de que la afición lo va a estar. Y hemos vivido títulos de Liga, Copas, noches de Champions memorables y ascensos a Primera, pero nunca un ascenso en un Play Off. Y es algo que también quiero vivir con los míos.