Acababa de cumplir Eva Dios los tres añitos, cuando sus padres se percataron de que no reaccionaba a las llamadas. Cada vez que decían su nombre, la niña ni se inmutaba. «Me hablaban y yo no contestaba». Tenía un problema auditivo. Una hipoacusia bilateral severa. Y desde ese mismo momento, desde ese primer diagnóstico, comenzaron las visitas continuadas a los médicos. Sin embargo, no fue un problema para Eva, que tenía claro cuál era su sueño: quería ser futbolista. Ahora, varios años más tarde, y con la mayoría de edad recién cumplida, acaba de fichar por el Dépor ABANCA B.
Hay quien nace con un balón debajo del brazo y hay quien tarda años en encontrar su verdadera pasión. Eva fue de las primeras. Comenzó a los cinco años, en las categorías inferiores del Céltiga, el equipo de su pueblo, y pasó por Portonovo, Victoria FC, Viajes Interrías, Poio Pescamar y O Fisgón (los dos últimos, de fútbol sala). La sordera nunca ha sido una traba para ella. Así lo afirma. «Aunque en ciertas circunstancias igual me cuesta un poco más entender lo que dicen, no existe diferencia alguna a la hora de comunicarme con mis compañeras o con el árbitro. No me dificulta en absoluto».
En parte porque Eva dispone de unos dispositivos eléctronicos que le facilitan su rutina: los audífonos. «Los uso en el día a día, y también para jugar, no es algo de lo que tenga que desprenderme habitualmente». Su oído tiene en torno al 20% de la capacidad auditiva de un oído sano. Y con esta pequeña ayuda de la tecnología es capaz de percibir mejor los sonidos.
Cuenta que un día, sobre el verde, cómo no, vivió uno de esos episodios que cuesta olvidar. «Estaba en un partido y llovía muchísimo. Y yo, si llueve mucho, no debo jugar, por los audífonos«. Por eso, consciente de la situación, Eva decidió tomar medidas: «Le pedí el cambio al entrenador, pero él me dijo que no, que me quitase los audífonos y siguiese jugando sin ellos. Y terminé el partido así. Fue algo extraño e incluso acabó complicándose un poco, pero él confiaba en mí y yo seguí jugando». Lo narra con naturalidad, como quitándose importancia.
Un bronce europeo
En 2018 vivió uno de los instantes más bonitos de su -aún- corta trayectoria. Acudió a Tampere (Finlandia), al campeonato de Europa de fútbol sala para personas sordas. Allí, defendiendo la elástica de la selección española, consiguió la medalla bronce. Pero no solo eso, a título personal, fue nombrada MVP del torneo. Aunque a la hora de resumir aquel momento, la arousana no mira hacia los galardones, se queda con el aprendizaje. «Me llevé unas amistades y una experiencia impresionante». Otra aventura más en un currículum que este verano ha dado un salto hacia el semiprofesionalismo: ha firmado por el Dépor ABANCA.
Será la primera vez que la futbolista de A Illa de Arousa abandone el hogar familiar. De entrada, jugará con el B, en Primera Nacional. «Es una gran oportunidad y un reto apasionante que afronto con mucho entusiasmo», reconoce. Y es que el hecho de estar en un filial provoca que, consciente o inconscientemente, mires de reojo hacia arriba, te ilusiones con dar el salto. Eva no lo oculta: sueña con debutar en la Primera Iberdrola. A base de derribar obstáculos ha ido recorriendo ya buena parte del camino. ¿Cuál será la próxima parada?