Cada vez que sucede algo como lo de este fin de semana en el mundo del fútbol español, surgen las mismas letanías en los medios televisivos y escritos, tanto a favor como en contra del deporte rey de nuestro país. Es una cantinela, que por vieja no suena más creíble, sobre todo si pensamos que es un tema que se trata una y otra vez, y para el que está claro que para resolverlo hace falta más voluntad que medios.
Debería ser tomado en consideración el análisis de otros deportes que están empezando a mover a millones de personas en el país, véase el baloncesto, quizá hastiados de la sobredosis de fútbol actual y de la previsibilidad de los resultados al final de temporada. Las mismas caras y equipos.
Hay una gran diferencia entre nuestro fútbol, y nuestro básquet, quizá menos que entre nuestro baloncesto europeo y el americano, cada vez menos. El de los Estados Unidos es un deporte intenso, y si bien el básquet no es ajeno a grupos violentos, sí que son algo anecdótico. El ejemplo y modelo se está expandiendo por el mundo, el deportivo, el económico, por cierto las apuestas que en USA están prohibidas sobre las grandes ligas, pero en Europa son posibles, véase por ejemplo como Miapuesta es la casa de apuesta NBA o también como se diversifican las fuentes de financiación, o también otros modelos de promoción de jugadores, y técnicas de juego, importadas seguramente por todos los que prueban fortuna con más o menos éxito y vuelven al viejo continente para contarlo.
En España pasa algo parecido con nuestro fútbol. Creamos una gran liga, que se volvió exitosa en muchos aspectos, aunque también deficitaria en otros. Exportamos grandes jugadores a los grandes equipos de todas las ligas de Europa, Asia y América, y sin embargo no somos capaces de aprender de otros deportes y de otras culturas que la violencia, tanto física como dialéctica debe ser erradicada completamente del deporte.