El año pasado, a estas alturas de campaña, el Deportivo era líder de su grupo de Primera Federación. Con quince goles anotados y únicamente cinco encajados, repartidos estos en tres partidos, la clave del éxito provisional se sustentaba en las porterías a cero. Este año, en cambio, con once tantos a favor, ha penalizado haber recibido ya ocho goles.
Quedarse ahí sería hacer un análisis demasiado superficial, puesto que los motivos de que el cuadro herculino no haya terminado de arrancar no se quedan ahí. Nuestro compañero Xurxo Gómez ya ha detallado la trascendencia de no encajar. Ahora es el turno de profundizar en cómo han sido los ataques en las primeras diez jornadas.
Números en bruto
Durante esta temporada, y siempre teniendo en cuenta los datos proporcionados por InStat, el Deportivo ha emprendido la friolera de 737 ataques posicionales y 92 contraataques. Unas cifras considerablemente superiores a las que registraba el año pasado, con 643 ofensivas y 103 contragolpes.
De los 829 intentos para llegar a la portería contraria con la pelota en juego, solo 105 han acabado en tiro, lo que supone un pobre 12,67% de las veces. Pero, ¿cómo son los ataques del Deportivo teniendo en cuenta el carril del terreno de juego en el que suceden?
El 38,6% de los ataques llega por la banda derecha
Dividiendo el campo en tres carriles (derecho, central e izquierdo), los 829 ataques del Deportivo se distribuyen de la siguiente manera: 320 por la derecha, 232 por el centro y 277 por la izquierda. Lo que significa que, porcentualmente, el 38,6% llega desde la derecha, el 27,99% por el centro y el 33,41% restante por la izquierda.
Concretando todavía un poco más, en siete de los diez encuentros disputados esta temporada la mayoría de las embestidas del equipo coruñés partieron de la derecha. Las excepciones fueron el choque ante el Talavera, donde predominaron los ataques por el centro; y contra el Rayo Majadahonda y el San Sebastián de los Reyes, cuando primaron las llegadas por la izquierda.
El desequilibrio se acrecienta si nos detenemos en los porcentajes de finalización en función del lugar del que provenga la jugada. Y es que el Deportivo tiende más a terminar con tiro, ya sea a portería o no, cuando la acción nace en el carril central (16,81%). Un promedio que disminuye si viene desde la derecha (13,75%) y que cae considerablemente cuando nace en la izquierda (7,22%).
En su última entrevista en RiazorTV, Mario Soriano trató de dar una explicación al respecto. “Estos dos últimos partidos en mi lado de interior estaba Olabe, que es más un mediocentro posicional. No es tanto como Rubén, no tiene tanta llegada y volcábamos el juego un poco más hacia la derecha. Además, yo también me suelo meter hacia dentro y mi perfil me lleva a dar más balones hacia ese lado. En el lado izquierdo, con Raúl y yo, somos en teoría dos porque Olabe se queda más para girar, para las transiciones o para tener el juego controlado”, explicó.
El papel de los laterales
Uno de los cambios tácticos en los que hizo énfasis Óscar Cano tras su llegada al Deportivo fue quitarle algo de altura a los laterales en la salida del balón. Mientras que Borja Jiménez los adelantaba mucho buscando profundidad, el técnico granadino los quiere más cerca de la línea defensiva. Sin embargo, a pesar de las diferentes formas de comprender el juego, un hecho en el que coinciden los dos entrenadores es en la importancia que tienen estas piezas en el engranaje ofensivo del equipo.
En las diez primeras jornadas hasta cuatro jugadores han ocupado el puesto de lateral en cualquiera de los dos lados. Antoñito y Trilli han participado por el carril derecho, mientras que Raúl Carnero y Víctor Narro lo han hecho por el izquierdo. Retuerta, recién llegado en el mercado veraniego para jugar por el flanco zurdo, no ha debutado todavía.
En los laterales el Deportivo encuentra a menudo a ese jugador libre capaz de ganarle la espalda a la defensa rival. Pero, por desgracia, esa ventaja no ha podido explotarse tanto como debería a causa de las malas decisiones en momentos clave. Y es que los errores a la hora de centrar han sido una de las facetas que más ha lastrado desde la primera jornada.
Antoñito recibe solo en la banda derecha con tiempo para pensar qué hacer. Svensson se desmarca hacia el primer palo para zafarse del central, pero el envío no es bueno y sale por línea lateral.
“Raúl, Antoñito, no me necesitaron para jugar en Primera. Trilli no me necesita para que su recorrido sea el que tiene que ser. Retu ha estado en la cantera del Madrid. Sin saber centrar no puedes estar en Primera División. Cuando entrenamos, no solo entrenamos los minutos finales, trabajamos cómo podemos desequilibrar, qué espacios nos pueden permitir los distintos rivales, qué podemos hacer desde ahí”, expresó al respecto Óscar Cano en el pospartido ante el Sanse.
Del desacierto al sobreintento
La sensación como espectador es que muchas ocasiones no llegan a ser tal por un mal centro que manda al limbo la llegada. Para confirmarlo, volveremos a los datos que proporciona InStat. Cabe destacar que la plataforma considera “centro preciso” a aquel en el que, tras el envío, el siguiente en tocar la pelota es un compañero, aunque no tenga opción de remate.
Para analizar el desempeño en esta faceta de los laterales tendremos en cuenta dos métricas: la cantidad de centros al área enviados por cada 90 minutos disputados y el porcentaje de efectividad. Así, podemos advertir que el carrilero con mejor valoración en este aspecto es Trilli, con un 29% de aciertos en sus 2,94 centros por partido y un pase de gol. Eso sí, su estadística está condicionada a sus 214 minutos sobre el terreno de juego.
Trilli asiste a Villares en la frontal para que el de Vilalba inaugure el marcador con un disparo cruzado.
Su compañero de banda, Antoñito, uno de los grandes señalados en este sentido, es el segundo mejor en porcentaje: 26%. No obstante, envía nada más y nada menos que 6,28 centros por partido. Alguno de ellos, además, desde posiciones relativamente cómodas o con compañeros bien colocados para el remate.
Las cosas no mejoran especialmente en la otra banda. Raúl Carnero, a pesar de la sensación de peligro que dan muchos de sus envíos, es el menos efectivo con un 21% en sus 3,99 centros por partido. El último, Narro, del que solo consideraremos sus cifras en los tres encuentros donde ha jugado como lateral izquierdo, presenta un 23% en sus 8,49 envíos por encuentro y también ha dado una asistencia.
Las comparaciones son odiosas
A pesar de que las conclusiones hasta aquí extraídas podrían ser esclarecedoras, es necesario comparar los datos con los de la temporada pasada. La principal diferencia es que, mientras esta temporada los laterales solo han dado dos pases de gol, la campaña pasada habían repartido ya cinco asistencias: tres de Héctor Hernández, una de Aguirre y otra de Víctor García.
Sin embargo, a la hora de hablar de porcentajes la plantilla de la 2021/2022 salía perdiendo. Salvo Héctor, que compartía efectividad con Antoñito, aunque con casi la mitad de centros por partido; el resto dejó mucho que desear en esta faceta. Ni Trilli, ni Alberto Benito ni Aguirre habían colocado un envío preciso en las diez primeras jornadas. Sí lo había hecho Víctor García, que en sus 555 minutos como lateral derecho había acertado en el 17% de las veces.