Aunque paso a paso, el Deportivo ha dado síntomas de poder empezar a dejar atrás la grave crisis vivida en febrero y marzo. Pero para confirmar la recuperación, el cuadro blanquiazul necesita sentirse seguro también lejos de Riazor. Los de Borja Jiménez se han apoyado en su gente para levantarse, pero para dar el siguiente paso necesitan lograr en Lezama algo que no hacen desde hace más de dos meses: ganar fuera de casa.
El bajón de rendimiento general se ha agudizado a domicilio, donde durante la primera vuelta el Dépor se mostró sólido y como un visitante temible, llegando a encadenar siete partidos sin perder con dos empates y cinco victorias. La última se produjo a finales de enero en Zamora, con un tanto de Quiles en el último minuto que permitía empezar la segunda mitad de campeonato con buen pie.
En el Ruta de la Plata se quedó el buen hacer deportivista fuera, con una mala racha todavía vigente de cuatro partidos sin ganar. El cuadro herculino cayó en Las Gaunas ante la SD Logroñés, después sólo pudo salvar un punto en Matapiñonera ante el Sanse y viene de dos derrotas seguidas contra Badajoz y Celta B.
Lezama, de chollo a fortín, una dura prueba para el Deportivo
El encuentro no se presenta sencillo para el Deportivo, ni por el nivel reciente del Bilbao Athletic, ni por su rendimiento reciente en casa. Porque Lezama ha pasado de ser un chollo para los rivales (sólo una victoria local en la primera vuelta), a ser un fortín. El cuadro vasco ha ganado sus últimos cuatro encuentros jugando ante su afición, lo que le ha valido para salir de los puestos de descenso. Lo ha hecho, eso sí, ante rivales directos en esa pelea por la permanencia: Zamora, Valladolid B, DUX y Tudelano.