Donato es uno de esos jugadores que han quedado para siempre en la historia del Deportivo. Vivió el famoso penalti de Djukic, pero también cabeceó el primer gol el día en el que los coruñeses conquistaron LaLiga. Ahora, ha recordado varias anécdotas de su carrera para el canal de YouTube Ídolos.
El penalti de Djukic
“Nadie entiende hasta hoy por qué me quito del partido. Yo lo pasé muy mal. Fui uno de los que no fue a la cena. Intenté motivar al vestuario, pero pasé por la plaza de Cuatro Caminos y estaba llena como si hubiéramos ganado la liga. Si te digo de verdad, tenía ganas de chocarme con el coche y desaparecer. Yo nunca me he sentido tan mal, es el momento más triste de mi carrera como jugador de fútbol. Vino la revancha de la Copa del Rey, pero ese episodio nadie nos lo va a quitar de la cabeza”.
El día que Simeone insultó a Rivaldo
“Tuvimos muchísimos piques. Simeone daba sus patadas y tenía mala leche. Pisaba, tiraba de los pelos… Yo cuando jugaba contra él, estaba siempre muy atento. Como te despistaras, te daba una hostia. Él me daba y yo esperaba mi momento y cuando podía… ¡PUM! Estábamos siempre así. Una vez, fuimos a jugar contra el Atlético de Madrid en Santiago porque habían cerrado Riazor y cuando salimos a calentar, escuchas a uno decirle a Rivaldo: “¡Negro cabrón, te voy a romper la pierna!”. Míralo, antes del partido (risas). Pero estas cosas siempre quedaron ahí. Me tiene un respeto y un cariño y yo también a él”.
Su versión del cabezazo de Djalminha a Jabo Irureta
«No estoy de acuerdo con la actitud de Djalminha, pero tampoco estoy con la actitud de Irureta. Hay que saber mantener los papeles y la tranquilidad e Irureta era un entrenador que se enfrentaba al jugador. No sabía mantener una discusión. Se ponía nervioso y se encaraba con el jugador. La actitud de Djalminha no está bien, pero un entrenador, tu jefe, te manda a tomar por aquel lugar… ¿y tú qué? Las dos partes se equivocaron. Yo si soy entrenador, paro el entrenamiento y todo el mundo a vestuario»
La salida de Donato del Atlético de Madrid
“Estando en el Deportivo, cuando nos encontrábamos, Jesús Gil siempre me decía que fui el peor negocio que había hecho en su vida al dejarme marchar. Le echó la bronca hasta su madre. Cuando Cerezo me llamó para decirme que me habían vendido, lo primero que hice fue preguntar si lo sabía Miguel Ángel Gil Marín porque siempre decía que nunca me iría mientras él estuviera. Pero resulta que estaba de luna de miel. Puede que me fuera por eso”.