El deportivismo se movía desde hace unas semanas entre la ilusión de varios resultados positivos que permitían seguir soñando con la permanencia y la sensación de que todo ha llegado demasiado tarde. Porque el equipo blanquiazul tiene al menos una identidad, una forma de jugar reconocible que ninguno de los tres entrenadores que ha pasado por el banquillo ha logrado descifrar a tiempo.
Ni siquiera Seedorf, al que una fórmula en apariencia tan sencilla como colocar a Çolak por detrás de dos delanteros le vino dada por lesiones o sanciones, más que por convicción. En Butarque volvió a repetir el plan y si el Dépor no llevaba dos goles de ventaja a los diez minutos, algo similar a lo que sucedió en San Mamés, fue porque Lucas Pérez se dejó el gol en Londres.
El coruñés ha tenido una temporada difícil, pasando prácticamente inadvertido. En los últimos encuentros recuerda al de hace unas temporadas, pero no en su versión completa. Se mueve, se crea sus propias ocasiones, es una pesadilla para cualquier central… pero cuando llega al área su ansiedad le hace ver una portería de hockey. Tuvo dos mano a mano nada más empezar. En la primera se entretuvo demasiado por no atreverse a disparar, la tónica habitual de los últimos encuentros. En la segunda le telegrafió a Cuéllar su disparo cruzado con la zurda marca de la casa. Ese que antes escondía tan bien.
Los fallos coruñeses despertaron al Leganés, que no tardó en hacerse con la posesión de la pelota. Bajó las pulsaciones del partido y comenzó a crear peligro por las bandas, algo recurrente desde que Seedorf apuesta por el rombo. Algo que no ha logrado solucionar. Las llegadas de Diego Rico comenzaron a ser constantes y un centro suyo no acabó en gol porque Eraso picó demasiado su cabezazo. Antes la había tenido El Zhar en otra de las clásicas pájaras de la zaga en un saque de esquina.
Al Dépor le costaba mucho salir desde atrás con el balón jugado y sólo creaba peligro cuando encontraba a Çolak en campo contrario. El turco está tratando de proteger mejor la pelota, pero le cuesta cada vez que baja a recibir. La cosa cambia si lo hace en tres cuartos, como en otro buen pase a Lucas en la última contra de la primera parte. El coruñés sí se atrevió esta vez a rematar, pero de nuevo se encontró con una buena mano de Cuéllar.
Al conjunto blanquiazul le quedaban 45 minutos para intentar seguir peleando hasta el final o dejar lo logrado recientemente en su particular canto del cisne. Fue lo segundo, además de forma bastante triste. Sin dar sensación de urgencia, de creer, sin tirar a puerta… sin siquiera meter atrás a un Leganés que dejó pasar el tiempo sin problemas. Otro empate a nada que en el mejor de los escenarios dejaría la salvación a 6 puntos con 12 por jugarse. En el peor, la posibilidad de descender ya la próxima semana en Riazor.
FICHA TÉCNICA:
CD Leganés: Cuéllar; Zaldua, Bustinza, Siovas, Rico; Rubén Pérez, Gabriel; El Zhar, Eraso (Brasanac, min.70), Amrabat (Raúl García, min.89); Guerrero (Beauvue, min.75).
RC Deportivo: Rubén; Juanfran, Albentosa, Schär, Luisinho; Mosquera (Valverde, min.56), Guilherme, Borges (Andone, min.79); Çolak (Valle, min.70), Adrián; Lucas Pérez.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Mostró tarjeta amarilla a Çolak y Adrián en el Dépor.
Incidencias: Estadio de Butarque. Partido de la jornada 34 de Primera División.