El triunfo del Deportivo ante el Badajoz dejó una exhibición de efectividad en ataque poco habitual en el equipo blanquiazul. Pero aunque pueda quedar eclipsada por el brillo de los goles, tampoco convendría pasar de puntillas por un factor que cada vez empieza a ser más seña de identidad del cuadro herculino: la solidez defensiva.
Con el 5-0 del sábado, Ian Mackay sumó su cuarta portería a cero consecutiva. O, lo que es lo mismo, el meta coruñés puede presumir de no haber encajado un solo tanto en todo el mes de febrero. Mérida, Sanse y Talavera fracasaron antes a la hora de batir al arquero blanquiazul como lo hizo el Badajoz en el último intento.
El Deportivo ha echado el candado y gran parte de culpa la tiene precisamente Mackay, que está a gran nivel dejando varias intervenciones salvadoras por encuentro. Ante el Badajoz fue clave para que el equipo pudiera ir ampliando la ventaja sin que el cuadro pacense se acercara.
Pablo Martínez, el ‘jefe’ de una línea consolidada
Antes de llegar a la portería, los rivales ya tienen que pasar un auténtico calvario para atravesar una última línea de cobertura cada vez más consolidada. Pablo Martínez se ha convertido en un auténtico líder que no sólo resuelve su trabajo de forma notable, sino que contagia al resto. Antoñito se muestra incombustible y Lebedenko no ha necesitado ni la más mínima adaptación. El puesto de central derecho es en el que más alternancia hay, con Jaime y Lapeña repartiéndose minutos.
Con estos mimbres y un gran trabajo colectivo, el Deportivo es uno de los equipos más rocosos de toda Primera Federación con 18 goles encajados en 25 jornadas. En el Grupo I sólo el Racing de Ferrol recibe menos (17), los mismos que el Eldense, el único conjunto del Grupo II que presenta mejores números que los blanquiazules.