De ánimo generoso y noble. Así descifra el diccionario de la Real Academia Española la tercera acepción de una de las palabras de moda en A Coruña: Hidalgo.
Quizá de forma más silenciosa de lo merecido, pero el nuevo míster blanquiazul está siendo uno de los grandes culpables del fantástico arranque de competición. Cierto es que le han puesto entre sus manos a peloteros de primer nivel para la categoría. Tan incuestionable como su papel para gestionar una plantilla, un once y unos cambios que han vuelto a ilusionar a la hinchada con un posible regreso a Primera.
La generosidad en el reparto está siendo uno de los rasgos más destacados del catalán. Todos los jugadores de campo han tenido ya minutos, a excepción de Rubén López y del lesionado José Ángel. El efecto es palpable en un grupo en el que nadie se puede despistar, en el que todos están enchufados y en el que la competencia por un puesto en el once es máxima en todas las líneas. Hasta tal punto que, pese al gran arranque, Hidalgo tan solo ha repetido alineación una vez.
Mella, una de las grandes estrellas blanquiazules, comenzó siendo suplente las dos primeras jornadas. Algo a todas luces impensable hace unos meses, tanto el hecho como que no se hayan escuchado críticas por ello. Claro que ahí apareció Luismi Cruz, una de las principales incorporaciones del equipo, pero que también tuvo que ver como el técnico lo dejó en el banquillo en la tercera jornada. Una semana después, Charlie Patiño compartió con Barcia los titulares de prensa tras la victoria ante el Sporting. La nueva versión del centrocampista inglés ilusionaba a la parroquia blanquiazul, pero Hidalgo, pese a que Gragera seguía lesionado, decidió no premiarlo con la titularidad en Mendizorroza.
Ejemplos sorprendentes que se unen a algunas cuestionables decisiones durante los encuentros. Como sustituir a Yeremay con 1-2 en el marcador en el momento de más debilidad blanquiazul. ¿Se imaginan qué hubiese pasado si el Mirandés empatase el partido tras el cambio de la estrella canaria? A Hidalgo no le tembló el pulso y con sus cambios ayudó a revitalizar el ataque y cerrar el choque.
A nivel táctico el entrenador no se aferra a una idea y flexibiliza en función del rival y del momento del partido. Ha jugado con defensa de cinco y de cuatro; con Mella como carrilero derecho, extremo o lateral zurdo; ha modificado la altura de Mario Soriano hasta sacar su mejor rendimiento; Yeremay ha participado como segundo punta o extremo…
La generosidad del míster llega a traspasar las decisiones tácticas desde la banda. Desde su llegada, el catalán ha dejado jugosos titulares ante el micrófono, alejándose por momentos del discurso preestablecido y tan normalizado en las salas de prensa. En una de sus primeras comparecencias quiso atizar a uno de los puntos débiles de su plantilla: «Sé que les tengo que inculcar mucho más veneno, que tenemos que competir mucho más y ser más aguerridos». Más reciente, y anotada en la memoria colectiva blanquiazul tras el 1-3 inicial en Granada, Antonio huyó del clásico partido a partido para verbalizar contundentemente la realidad del club esta temporada: «Tenemos tres puntos y nos quedan tres menos para conseguir el objetivo que nos marcamos, que es estar entre los seis primeros». Una declaración de intenciones que prefiere evitar nombrar a las claras Fernando Soriano, conocedor, quizá, de las temidas hemerotecas. Repreguntado de nuevo por el tema, Hidalgo, volvió a ser claro: «En la vida hay que ser franco e ir con la verdad siempre por delante. A mí, cuando me contratan, todo lo relacionado con mi contrato, todo lo relacionado con las conversaciones van por esa dirección».
La constante valentía de Antonio Hidalgo ha servido incluso para desempolvar un socorrido sobrenombre que siempre revive en los grandes momentos blanquiazules, pero que hacía tiempo que no se leía en titulares de prensa. En Huesca, último rival blanquiazul, ya se habló del SuperDepor gracias al trabajo de un entrenador al que conocen muy bien a los pies de los Pirineos. Un hombre ingenioso, de ánimo generoso y noble, que ha logrado enterrar recientes tensiones, despertando de nuevo la ilusión en el deportivismo.