La historia reciente del Deportivo la han resumido muchos aficionados y jugadores propios como una montaña rusa de emociones. La metáfora le va como anillo al dedo a lo que fue el año 2020, con un subidón espectacular con la llegada de Fernando Vázquez y la resurrección del equipo, al bajón por la pandemia y el posterior descenso a Segunda B. Y en ese trayecto, un punto culminante, hace justo hoy tres años: el Deportivo – Lugo en Riazor.
Nadie podía sospecharlo en aquel momento, pero ese derbi de 2020 quedará hasta nueva orden como el último partido ‘normal’ que acogió el estadio herculino en el fútbol profesional. El último encuentro en el que hubo público y se jugó sin ningún tipo de restricción, ni para aficionados ni para jugadores. 15 días después se decretó el Estado de Alarma por la pandemia del COVID y el mundo se paralizó.
Un recuerdo amargo, en todo caso, que empezaba a confirmar el bajón blanquiazul después de la espectacular racha del equipo en los meses de enero y febrero. El duelo terminó en empate a cero, como los tres Deportivo – Lugo que se han dado en el siglo XXI, donde el cuadro coruñés no ha sido capaz de vencer en su campo a los vecinos de la muralla. No ha sido capaz siquiera de marcarle un solo gol.
Caída a los infiernos y reencuentro
Riazor volvió a tener fútbol de Segunda antes del descenso. Fue durante el verano de 2020, pero con las gradas vacías y un ambiente desangelado que incluso se prolongó la siguiente temporada ya en Segunda B. El Dépor ha fallado hasta el momento en sus intentos por regresar al fútbol profesional y el que ha bajado un escalón ha sido el Lugo. Después de una década de plata, el descenso provocó el reencuentro con los del Anxo Carro, donde en la primera vuelta el Dépor sí logró sumar su primer triunfo contra los albivermellos.