Ibán Salvador no gana para polémicas. El delantero ecuatoguineano, que acumula ya este curso 12 amarillas (una de ellas en Riazor) y una roja este curso, sumó una muesca más en A Coruña. Tras anotar un auténtico golazo desde el centro del campo con el que abrió el marcador, el atacante del Fuenlabrada fue a celebrarlo hacia la grada de Tribuna Inferior. Nada fuera de lo normal salvo porque primero se llevó las manos a las orejas como forma de reivindicación por los silbidos que la hinchada local le profirió a su equipo. Pero, acto seguido, se tapó la boca en un claro gesto para hacer referencia a una mascarilla.
De este modo, el futbolista, que jugó una temporada en el Celta B, se burló del triste suceso del año 2020. Él estaba en la plantilla del Fuenlabrada cuando un brote de Covid no comunicado a tiempo obligó a aplazar el partido entre el equipo madrileño y el Deportivo en Riazor.
Fue en la última fecha de liga y, al no paralizarse toda la jornada de liga, el Dépor tuvo que jugar ese encuentro varios días después y ya descendido. A pesar de ello, el cuadro herculino ganó y le negó la posibilidad al Fuenla de disputar el playoff de ascenso a Primera.
Tras varos ‘rifirrafes’ con diferentes jugadores del Deportivo, Salvador vio la cartulina amarilla por golpear a Villares sin balón. Ya al término del encuentro, su término Alfredo Sánchez reconoció que si el futbolista había hecho ese gesto, sería necesario darle «una reprimenda». También Mario Soriano reconoció que había intercambiado alguna palabra con él. «Precisamente no es el más indicado», explicó el madrileño en alusión a que el guineano, de 1,70 metros, se metió con su altura.