Eneko Bóveda es una de las voces más autorizadas dentro del vestuario blanquiazul para analizar la situación actual del Dépor. El lateral derecho aborda la fragilidad mental de una plantilla que trabaja para salir de la zona baja de la clasificación. Bóveda evita hablar de objetivos y solo se centra en el encuentro de este fin de semana ante el Fuenlabrada. Además valora de manera muy positiva su aventura como segundo entrenador del Infantil del Dépor.
Sensaciones de esta semana tras el punto logrado en Santander.
Por una parte el primer análisis de lo que fue el equipo en Santander y ya preparando el partido ante el Fuenlabrada para intentar crecer mirándonos a nosotros mismos.
¿Crees que se celebró demasiado ese punto obtenido en el Sardinero?
Lo más importante de Santander es que muchos jugadores en la segunda mitad volvieron a disfrutar en el campo y creo que es algo que necesitábamos. No nos vimos inferiores al rival que estaba siendo la tónica habitual de los últimos partidos y quizás por ahí puede venir alguna cara menos amarga y más sonriente. Creo que no fue tanto por el resultado, más bien por el lado psicológico porque vienes sufriendo mucho y sintiéndote inferior viendo que el equipo no arranca. El resultado tal y como estamos se nos queda corto.
¿Tan mal lo estáis pasando?
Sí. Muy mal. No en todos los partidos por igual pero ha habido encuentros muy duros porque no estamos dando el nivel requerido. Y cuando eso te pasa a ti y al compañero que tienes al lado tampoco lo da se multiplican los escapes de agua y eres consciente de que no están saliendo las cosas. Eso afecta a la estima y te ves inferior en el terreno de juego. A eso añades la situación en la tabla y todo eso hace que suframos mucho, muchísimo. Entiendo que también haya aficionados que lo hagan, pero nosotros lo estamos pasando mal.
¿Cómo se trabaja el tema psicológico?
Es un reto personal de cada uno. Hay profesionales que se dedican a esas cuestiones. Hay muchas maneras de trabajarlo. Debemos dejar un poco de lado los pensamientos que restan y hay que ver cada entrenamiento y cada partido como una oportunidad muy grande para destacar en el buen sentido y dar ese paso adelante que todo el equipo lo va a agradecer. Creo que es el enfoque que le debemos dar aunque es obvio que es más fácil decirlo que aplicarlo. Cuando las cosas no salen los miedos se multiplican en esas situaciones.
La racha de resultados es realmente negativa.
La racha es una consecuencia de lo que se está viendo en el campo. Podíamos haber ganado algún partido más en encuentros equilibrados pero más allá de eso es cierto que el equipo no ha dado para sacar los resultados. Lo que no podemos hacer es llegar a normalizar una racha así de perder, perder y volver a perder. Más allá del resultado en una situación así tenemos que buscar un buen rendimiento y un buen juego y los puntos y victorias sean consecuencia de eso.
Uno de los grandes males de este equipo es la cantidad de goles encajados.
Cuando son tantos goles es la suma de muchos factores. Si fuéramos línea por línea podríamos tener mil interpretaciones. Desde lo más llamativo como pueden ser las «cagadas» de los defensas a otros aspectos como que si dominas el juego es posible que te lleguen menos. Si ganas los balones divididos evitas que el número de llegadas sea más alto. Creo que hay muchos factores que sumados hacen un resultado tan malo. Cada uno debe sus propios fallos individuales en lugar de reducirlo a algo colectivo. Ser consciente de los fallos de uno mismo es la forma de empezar a ponerle remedio.
¿Cómo reacciona un jugador en esas sesiones de vídeo en las que analizáis los errores de cada partido?
Como en la vida. Hay gente de todo tipo. Si llegas al fútbol profesional y no sabes encajar una corrección de un entrenador creo que tienes un problema gordo. Es un respeto a su figura. Debemos tener claro que estamos ahí para crecer y pasar un poco de vergüenza no es lo más grave que te puede pasar en la vida. Creo que lo importante es valorar la intención. Si en un partido hago tres cesiones que acaban en robo y gol, ya estoy pasando vergüenza desde el segundo después del fallo. No por verlo siento que alguien me está atacando. Además generalmente un entrenador no va al fallo técnico sino a movimientos tácticos y posicionamientos que se trabajan siempre con ánimo de mejorar. Creo que una de las mayores virtudes que se pueden tener es ser humilde. Saber encajar ese tipo de correcciones es signo de humildad.
Con la situación actual del equipo, ¿te planteas algún objetivo concreto?
Para empezar todos tenemos claro que ningún jugador sale a no ganar. Desde alevines me planteo cada partido como un examen y nuestro éxito profesional depende de cada partido y cada temporada. Puedes estar pensando en venir al Dépor con unas aspiraciones pero la realidad es que al margen de lo que haga el equipo si haces una mala temporada tu carrera puede pegar un buen bajón. Está bien pensar en objetivos pero en una situación así creo que es más adecuado que cada uno se pregunte sobre que puede hacer por el equipo. No hay ninguna razón por la que no dar lo mejor que puedas. Es obvio que las prisas por la clasificación nos afectan pero pensar en playoff, en salvarnos, en ascender, al final creo que lo que tenemos que hacer es pensar en el próximo partido. Si uno piensa que venía al Dépor a otra cosa ya te estás poniendo trabas a tu mismo porque te va a restar. No soy muy de hablar de estas cosas. Es obvio que el objetivo o el sueño es el ascenso pero eso no dice nada. Queda bien porque quedas como un tío ambicioso y con las cosas claras pero eso no juega. Lo que hay que hacer es preparar el partido ante el Fuenlabrada y saber que si juegas bien puedes estar satisfecho con tu trabajo y si juegas mal te va a joder porque no habrás hecho las cosas bien.
¿Ves compañeros superados por la situación?
No sé lo que pasa por la cabeza de los demás. A lo largo de mi carrera hay momentos en los que vuelas y en otras ocasiones pareces una tortuga y no sabes porqué. Ayer hablaba con un amigo que practica deporte individual y analizaba con él las diferencias. En las situaciones malas que puedes atravesar en el deporte individual puede ser más duro porque te fustigas y te quedas con todo. En el fútbol las plantillas son más amplias y dependes también del compañero. No estoy para mirar mucho lo que hace mi compañero, prefiero mirarme y exigirme a mí mismo. Si luego uno mismo consigue estar como debe estar se contagia. Yo no puedo estar mirando a otro y pensar que está mal.
¿Te arrepientes de haber venido al Dépor?
Deportivamente vine en un momento en el que creía que el Dépor tenía una buena plantilla y confiaba en que nos pudiéramos salvar. Era un proyecto para estar en Primera y luego no ha pasado eso pero para nada me arrepiento. Lo primero de todo es que veo a mi familia feliz aquí y eso es muy importante. Con esto no quiero desmerecer ni quitar importancia al fútbol ni quiero que la gente piense que nos pasamos todo el día comiendo percebes. Elegí venir al Dépor y nunca sabes lo que te habría deparado la carrera en otro sitio. Por cada decisión que tomas en la vida hay tantas consecuencias que pueden pasar que pensar en que yo puedo ser un desafortunado sería un poco de risa. Lo que me toca es intentar devolver a los que apostaron por mí y dar el máximo rendimiento que puedo. Pero en ningún momento me he lamentado por venir aquí porque soy feliz y me encuentro muy a gusto en esta ciudad. Ganar o perder es muy importante pero tengo claro que estoy dando todo lo que tengo.
Parece claro que cuando termine tu carrera como jugador quieres seguir ligado al mundo del fútbol.
Tenemos una oportunidad muy buena para formarnos mientras ejercemos nuestra posición. A mí me llama la atención el trabajo de entrenador y ahí estoy con el título y haciendo prácticas como segundo entrenador. El Dépor me ha dado ahora una oportunidad preciosa de estar con unos chavales increíbles.
¿Te sirve para desconectar un poco del día a día y de la mala situación?
Sin duda. Para mí probablemente estas horas son las mejores de la semana. Me gusta la educación, me gusta el fútbol y cuando veo la ilusión con la que el entrenador prepara los partidos de los chicos y de como una mínima corrección abre los ojos a los chavales, sinceramente llego a casa encantado y con unos ánimos renovados.