Hace unos días Fernando Soriano daba forma al run-run que desde que terminó la temporada había en torno a Óscar Gilsanz y el Fabril. El director deportivo reconocía que estaban dándole vueltas a movimientos internos en las categorías inferiores a los que el filial no era ajeno: «Borja Facal, en metodología, da idea de que se puedan realizar algún cambio de orden, de cadete a juvenil o juvenil a cadete, mirando el proceso de evolución para que no tengan siempre el mismo entrenador. Ahora mismo en el que quizá estoy más involucrado yo es en Fabril y División de Honor, los que más cerca están del primer equipo. La duda ahora es si en un momento determinado sea Manuel Pablo el que ocupe el Fabril. Si permaneces mucho tiempo con el mismo entrenador, puedes coger unos hábitos que te coartan con el crecimiento que te puede aportar otra persona. No sería un cambio de cromos por falta de confianza, sino para buscar el mejor rendimiento de jugadores».
Independientemente de lo que pueda suceder más abajo, la punta del iceberg de la base deportivista seguirá sin novedades en lo que respecta a sus banquillos. Óscar Gilsanz continuará un año más al frente del Fabril después de lograr la permanencia en Segunda Federación, mientras que Manuel Pablo tendrá la oportunidad de defender con el Juvenil A el título de División de Honor, como avanza La Voz.
Y es que ambos técnicos están completando etapas exitosas con sus respectivos equipos. El de Betanzos, campeón en su día con el propio Juvenil en División de Honor y Copa de Campeones, alcanzó el playoff de ascenso a Segunda RFEF en el primer año con el Fabril, ganó la Tercera RFEF el segundo y este año ha logrado la salvación en una temporada llena de contratiempos.
El canario, por su parte, recogió el testigo de las grandes promesas de Abegondo y ha sabido mantener una cultura ganadora que no le ha llevado únicamente a levantar el título este año, sino también a participaciones brillantes en las dos últimas ediciones de la Copa del Rey o la histórica actuación en la Youth League.