Fernando Ramos, compañero de Aragón Radio, completa nuestra serie de perfiles sobre los fichajes realizados por el Deportivo el pasado verano y repasa su paso por el Real Zaragoza, donde el luso mostró el mejor nivel de su carrera.
Por Fernando Ramos | Zaragoza | @FernandoRamosss
Hélder Postiga dejó una magnífica sensación en el Real Zaragoza. La etapa en la que llegó al conjunto maño fue tan negativa como beneficiosa para sus intereses puesto que se convirtió en el estandarte del equipo pero no pudo evitar el descenso de categoría en su segunda temporada.
Llegó a La Romareda en un momento en el que la parroquía blanquilla estaba necesitada de un referente al que agarrarse y de una ilusión en la que creer para poder tener una temporada tranquila. Hélder nunca llegó a ser un referente absoluto, tampoco su carácter le lleva a convertirse en un jugador así, pero sí que consiguió ganarse un hueco en el corazón de los aficionados zaragocistas.
El delantero portugués es precisamente eso, una buena persona, un hombre profesional, un trabajador honrado. Un obrero del fútbol. Pero aquí quizá le faltó lo que en su carrera siempre ha anhelado y aquello sin lo que un delantero no puede vivir: el gol. El premio máximo del fútbol, que tan caro se paga y que tan pocos jugadores pueden asegurarlo. Durante su primera temporada en el Real Zaragoza, Hélder Postiga consiguió un total de 9 goles, con golazo de chilena frente a la Real Sociedad para presentarse en La Romareda, y en el segundo curso fue capaz de superar los guarismos del debut y cerró la campaña con 14.
Quizá no fue un jugador que se recuerde por los siglos de los siglos, pero sí que demostró en Zaragoza cualidades muy importantes en un futbolista para un tipo de equipo como el blanquillo. Su llegada se recibió como una grandísima noticia y su salida se encajó con dificultad entre los aficionados pero con resignación a partes iguales porque el descenso de categoría no le permitía estar un solo día más en Zaragoza.
Fue un jugador honesto y profesional al que se le abrió la posibilidad de jugar en un grande de la Liga Española como el Valencia. No fructificó y sus 4 goles, además de su marcha a la Lazio, le desterraron del primer orden europeo. Ahora en el Deportivo seguirá teniendo seguidores zaragocistas que le aprecian desde aquel magnífico gol de chilena en La Romareda y guardan un buen recuerdo del obrero del gol.