El Deportivo dio por cerrada después de cuatro años su longa noite de pedra en el fútbol de bronce. Un periplo que se inició en el 2020 y que después de varios sinsabores ha tenido final feliz a las órdenes de Imanol Idiakez. Ya con la tranquiliad del ascenso, el técnico donostiarra fue el protagonista de la semana en RiazorTV, donde hizo balance de una dura temporada que tuvo su punto de inflexión ante el Real Unión, rival al que se volverán a enfrentar los deportivistas este sábado.
No ha sido nada fácil lograr el objetivo y eso lo ha notado también el entrenador. “Un año en el Dépor es media vida, pero si crees en algo y realmente persistes acaba llegando. Cuando llegó el final de la liga y estábamos cerquita aquí estabais con las meigas, que es algo lógico por lo que había pasado los últimos años, pero esas cosas no existen», explicó.
A lo largo del curso pasaron muchas -quizá demasiadas- cosas, pero en el vestuario tienen claro que todo cambió a partir de la última visita a Irún el pasado mes de noviembre, tal y como explica Idiakez: “La derrota contra el Real Unión fue dura por el cómo. El equipo bajó los brazos y no dio sensación de equipo. No había el espíritu de creer. La gente no lo entiende, pero a veces tienen que pasar esas cosas para que emerja lo mejor de un grupo».
Viéndolo con la perspectiva del tiempo, el ‘míster’ explica que «el inicio fue de meigas», pues «salimos de Lugo pensando que todo iba a salir rodado y empezaron a encadenarse acontecimientos en contra». Fue en ese momento cuando «llegó Irún y todas las dudas salieron en el campo». Sin embargo, aquella experiencia amarga «sirvió para agarrarnos los unos a los otros y decidimos salir por el mismo camino”.
El cambio que se inició en el vestuario
Tras el duro palo de Irún tocó hacer una reflexión de grupo en la que «nos miramos a los ojos muy en serio y nos dijimos cosas que no son agradables”. Para Idiakez, “el mayor valor de un equipo son las personas y estaba convencido de que teníamos buenos profesionales. Nos estaba pudiendo el inicio, todo lo que significaba el Dépor… Cuando hay una situación límite hay que poner encima de la mesa las cosas y resolverlas entre todos. A veces eso significa tener un conflicto o tener una conversación desagradable, pero a veces es el mejor camino para unirte”.
A partir de ese momento la historia es de sobra conocida: el Dépor comenzó a levantar el vuelo y acabaría logrando el ascenso tras vencer al Barça Atlètic en Riazor. «Hemos demostrado que con trabajo, humildad e ilusión se pueden conseguir los objetivos y es una buena lección para todos. La mayor virtud de este equipo fue no dudar cuando todo el mundo dudaba. Eso es lo más difícil en la vida: ser autocrítico y a la vez tener confianza», sentenció el preparador vasco.