Cantaba Alberto Cortez que «cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo». Podría cambiarse amigo por capitán. Y la frase no variaría demasiado. A menudo olvidados, son los primeros en dar la cara cuando las cosas no marchan del todo bien, cuando lo extradeportivo supera a lo de cada domingo. Como sucedió en Huelva. Inmersos en una delicada situación institucional, Jesús Vázquez Muñoz (Santa Olalla de Cala, Huelva, 18 de enero de 1980) fue siempre la cabeza visible de un barco a la deriva, sostenido por pequeñas velas. Ahora, con un legado ya imborrable a sus cuestas, el exdeportivista ha anunciado que lo deja, que cuelga las botas. Y lo hace tras superar unas últimas temporadas con demasiadas disputas fuera del verde.
¿Te ha costado mucho tomar esta decisión?
Sí, sí, sí. No ha sido una decisión fácil (resopla). Es una decisión que, cuando ya tienes cierta edad, aparece en tu cabeza durante largos períodos de tiempo, años incluso. Las últimas temporadas, cada verano, hacía repaso mental de cómo me encontraba, de qué sensaciones tenía, tanto a nivel físico, mental, de ilusión y demás, para poder responder esa pregunta de si me veía con fuerzas para seguir. Ha ido todo bien hasta más o menos este año. Ha vuelto a ser un año, no solo ya a nivel deportivo, que hemos estado en la zona baja, sino también a todo lo que rodea el club, aspectos muy personales, de un desastre profundo; que han hecho que tomara esta decisión de no verme con fuerza para una temporada nueva y estar en la plenitud de condiciones que yo creo que se necesita para defender al Recreativo de Huelva.
¿Te queda alguna espina clavada?
Sí, es lógico. Cuando volví justo después del Deportivo, en la segunda etapa aquí en Huelva, mi intención era dejar al Recre lo más arriba posible. Soñaba con poderlo dejar en Primera División y, de alguna manera, poder decir “he contribuido a dejar el Recre en lo más alto, y ahora me marcho”. Y ha ocurrido todo lo contrario: un descenso de Segunda a Segunda B y unos problemas económicos e institucionales de gran magnitud. El sueño no fue como uno quería, pero es la parte que nos ha tocado vivir y también he intentado defenderlo tanto dentro como fuera con la mayor fuerza y la mayor energía posible.
Has esperado a conseguir la salvación para anunciarlo. ¿Es ahora el momento justo para hacerlo?
Quería que coincidiesen un poco ciertos aspectos para anunciar mi decisión. Lo primero que quería era que el equipo no se jugase nada deportivamente, que estuviese salvado de manera matemática. También quería despedirme ese último día en El Colombino, en el césped, no quería hacer una rueda de prensa. Si al final hubiese pasado otra cosa, la situación hubiese sido diferente, lo tendría que haber hecho, pero era un poco mi deseo: el poder retirarme en el campo. Entonces, viendo que era el último partido en casa, que si ganábamos conseguíamos esa salvación, se lo propuse al club. Que si ganábamos, tener algo preparado: anunciar, por megafonía o por el videomarcador, que me retiraba, que dejaba el fútbol. Y así sucedió. Fue muy bonito y emotivo.
Jesús Vázquez: «Ver a 18.000 personas en el campo, en tu casa, en la despedida, fue sin duda uno de los momentos más importantes de mi carrera»
Por la distancia que hay desde A Coruña a Huelva, quizás la gente no sea consciente de lo que ha supuesto Jesús Vázquez en el Recre, sobre todo estos últimos años. Ponles en contexto, ¿cómo ha sido la situación? ¿Cómo ha sido enfrentarse a los que mandan?
Muy complicado. Con mucho desgaste. El futbolista debe y tiene que preocuparse de jugar al fútbol, de rendir el máximo posible en el día a día y en los partidos, es la única manera de tener un alto rendimiento. Aquí en el Recreativo, los últimos años, más o menos los últimos 3, la situación ha sido muy delicada, muy compleja, con muchas deudas… Prácticamente los dos últimos años hemos estado toda la temporada 10-11 meses sin cobrar, y no es fácil. Entonces ha tocado luchar, bregar, aconsejar mucho a la gente joven de la plantilla. En ciertos momentos, cuando el anterior dueño nos declaró la guerra a todo el recreativismo, a la afición, a la ciudad, a los jugadores… Se puso en contra de todo el mundo y eso es complicado también, enfrentarte a tu propio jefe, a tu propio presidente, eso genera mucho desgaste. Cosas personales que te van sucediendo por el camino, como capitán batallarlas, enfrentarte a nivel público y a nivel privado con esta serie de personas y esta serie de circunstancias, desgasta. Yo creo que era lo que me tocaba hacer, no me siento ningún héroe ni mucho menos. Simplemente creo que cualquiera en mi posición lo hubiera hecho también, como ha habido otros compañeros como Zamora o Antonio Núñez (exdeportivista) que me han ayudado. Los tres, que somos un poco los más veteranos, hemos tirado hacia delante. Era una situación que todo el mundo en mi lugar lo hubiera hecho. La gente aquí me lo ha reconocido y me ha devuelto ese cariño hoy que decidí retirarme del fútbol. Ha pasado ya una semana desde el partido, y me siguen llegando mensajes, me sigue parando la gente por la calle, y eso es muy de agradecer; me siento muy querido. Ver a 18.000 personas en el campo, en tu casa, en la despedida, fue sin duda uno de los momentos más importantes de mi carrera.
Está todo muy fresco, no sé si has tenido tiempo a hacer balance de todos estos años, pero en tu extensa carrera, ¿qué has aprendido del fútbol, en general, y de la vida, en concreto?
He estado 18 años como profesional en el mundo del fútbol y considero el fútbol parte de mi vida. Ahora que me he retirado, creo que voy a seguir formando parte de él el resto de mis días, es mi pasión, es mi forma de dedicarme a algo que amo y eso es una inmensa fortuna. Todo el mundo que hace de su profesión una vocación es algo increíble. Nosotros, la gente a la que nos gusta el fútbol, tenemos esa oportunidad y creo que se nota que lo vivimos y lo respiramos 24 horas al día. Es algo que me ha hecho crecer y madurar como persona a pasos agigantados, porque el fútbol con todo su nivel mediático te lo hace ser. Hace que con 20 años tengas que ser más coherente y más sensato que si estás en otra etapa de tu vida, o en otro lugar. Creo que me ha hecho mejorar cada día, me ha dado una facilidad muy estable y creo que mi vida ha girado todo este tiempo en torno al fútbol. Y espero y deseo que lo siga haciendo, porque es algo que sueño. Seguir teniendo esa llama encendida de la pasión es algo bueno.
Estos últimos años has militado en Segunda B, categoría a la que llegaste desde el fútbol profesional. Ahora que lo ves desde otro prisma, desde el otro fútbol, ¿vive el futbolista de élite en una burbuja alejado de la realidad?
Yo diría que el tiempo que está en la élite sí. En Primera División disfrutas mucho, hay una serie de situaciones que te hacen no ver más allá, no ser consciente del otro fútbol, como tú has dicho, pero que ocurre en muchos casos en Segunda División y sobre todo en Segunda B y de ahí para abajo, Tercera y demás. Cuando se habla de la mejor liga del mundo, habría que comparar. Yo creo que hay unos cuantos equipos en esa primera liga que son estandartes a nivel mundial, el resto puede aguantar. Yo creo que el hecho de la mejora televisiva, del pago televisivo, ha ayudado mucho, no es como hace unos años; Segunda División también ha mejorado, pero ya lo que es Segunda B y Tercera es una inestabilidad tremenda. En las últimas temporadas hemos visto como equipos han tenido que desaparecer a mitad de temporada, sin poder terminarla, otros no están al día de sus pagos; al final son categorías que no están protegidas. Yo creo que los eslabones están también para algo, a nivel deportivo y a nivel económico. Hay muchísima diferencia. Los que tienen los poderes, tanto en la liga profesional como en la RFEF, deberían darle una vuelta de tuerca para que hubiese una mayor estabilidad en esas ligas menores, por así decirlo.
¿Cómo recuerdas tu paso por A Coruña?
Siempre lo recuerdo, la verdad, con mucho cariño. Fue un cambio importante, yo venía de estar cinco años aquí en el Recre, la gente ya me tenía cariño, habíamos estado en Primera y después en Segunda, también. Ese año yo doy el salto porque tengo esa ilusión y esa idea de volver a jugar en Primera, y aunque firmo con el Deportivo de la Coruña en Segunda, sé que es un equipo que va a estar arriba, que va a disputar ese ascenso como al final se logra. Y tuve la oportunidad de estar otra vez en esa liga de las estrellas, en esa Primera División. Aunque mi paso no fuera deportivamente el mejor, o al menos el que soñé, porque no jugué todo lo que me hubiera gustado, y sufrí la lesión más importante de mi carrera, creo que también me hizo ver la otra cara del fútbol. Prácticamente había jugado con todos los entrenadores, con todos los equipos en los que había estado, y nunca me había lesionado de gravedad. Aparte del vestuario donde coincidí con enormes jugadores, con enormes profesionales, con Oltra, que también se comportó a pesar de no estar en su once ideal, por así decirlo. Creo que tampoco el equipo mereció que jugaran otros compañeros, porque lo venían haciendo muy bien. Pero también me dio esa enseñanza, ese fútbol de ayudar desde otra perspectiva, desde otro lado, como pude hacer. Me sentí importante, más allá de no haber jugado, así me lo hicieron sentir mis propios compañeros. Y tuve la oportunidad de coincidir con Valerón, Manuel Pablo, Colotto, Aranzubia, Guardado, Marchena, Germán Lux… Creo que son jugadores de élite, que yo he tenido la oportunidad de estar en su vestuario y aprender de ellos, y eso es un recuerdo tremendo, imborrable.
¿Cómo estás viendo al Deportivo desde tierras onubenses?
Lo sigo bastante, hay compañeros que siguen ahí, es un equipo al que le tengo cariño porque he defendido dos temporadas su camiseta y porque quiero que le vaya bien y así lo deseo. Yo creo, la sensación que me da muy desde fuera, sin tener mucha información, es de inestabilidad. Creo que hay una sintonía afición-equipo, equipo-afición que no acaba de enganchar, debido a los resultados deportivos, lógicamente. Y eso provoca esa sensación de inseguridad, de inestabilidad, de un poco hasta de desconfianza. Todos estamos deseando ya esa temporada buena desde el inicio, en la parte media alta de la tabla, que el equipo no sufra y que, de una vez por todas, pueda disfrutar de un año tranquilo o un año de transición que te da el poder disputar cotas mayores. De soñar otra vez con Europa y demás. Yo creo que es lo que todo el mundo ansía, pero también sabemos lo difícil que es, lo competitiva que es la Primera División; y cuando no haces bien tu trabajo, a nivel deportivo me refiero, cuesta sacar puntos y cuesta estar arriba.
Volvamos a tu figura. Llegados a este punto, ¿a qué se va a dedicar Jesús Vázquez a partir de ahora?
Ahora, así a corto plazo, lo que necesito es desconectar. Como casi cada año cuando acaba una temporada, pues ese mes de vacaciones que necesita cualquier jugador para descansar y recargar pilas. Yo creo que estoy en ese proceso y después, a partir de ahí, tener un poco el abanico abierto. Yo quiero seguir en el mundo del fútbol, eso no le he negado, y me encantaría seguir dentro del Recre, pero eso es algo ya más complejo, porque aquí hay una situación institucional, el club se necesita vender, tienen que llegar inversores de fuera, entonces no depende de mí tanto esa decisión. Hay que esperar a ver quién viene, si quiere contar conmigo o no, si le interesa o no, y estoy un poco a la expectativa, pero en ese sentido quiero dar el paso a corto plazo, estar vinculado al mundo del fútbol. Tengo los títulos de entrenador y el de director deportivo. Y en eso sigo: formándome, preparándome y esperando esa oportunidad si llega en algún momento. Si es aquí en Huelva, mejor, y si es fuera habrá que plantearse el salir. Esa es la idea un poco general que tengo.
Jesús Vázquez: «Mi paso por el Deportivo me hizo ver la otra cara del fútbol»
¿De qué cargo te ves más?
Ahora mismo ya digo, es una hipótesis el pensar algo. Me veo más de, no haciendo las labores de director deportivo en sí, pero sí en ese sentido de asesorar. También el tema del fútbol base me gusta mucho y es un mundo que me gustaría también comenzar. Creo que para iniciarme, para coger esa experiencia que hace falta, no descartaría algo así. Al menos, ese es el pensamiento que tengo, otra cosa es ya lo que me puedan llegar a ofrecer.
¿Te asusta el hecho de retirarte o de no encontrar un sustitutivo para la rutina de entrenar y jugar?
Creo que no lo voy a notar en este mes, como te decía. El problema vendrá cuando llegue julio, cuando vea que los equipos se ponen a entrenar, que empieza la pretemporada, que estás en casa, que si empiezan los partidos. Ahí es cuando me puede pegar el bajón, porque son muchos años haciendo una misma rutina. El cuerpo me la va a pedir. Lo que sí espero y deseo es tener la mente ocupada o desarrollando ya alguna función para pensar lo menos posible en aquello que echo de menos. No tengo ninguna duda de que lo voy a echar de menos porque, ya digo, lo he disfrutado tanto y he sido tan pasional que, de buenas a primeras, cortar y empezar con otra vida, me va a costar. Pero espero estar preparado.