Se reconocieron como iguales. Y, por lo tanto, se respetaron. Con más miedo a regalarle puntos a un rival directo y perder buenas sensaciones que ambición por ganar un botín mayúsculo. El Deportivo 0-0 Córdoba fue un partido de la 14ª jornada de liga que bien podría haber sido de playoff de ascenso. Porque los dos contendientes se neutralizaron relativamente desde sus altas capacidades y competitividad. Una competitividad que al Córdoba se le daba por supuesto y que el Dépor también demostró para recalcar el evidente crecimiento que está viviendo. Tanto que en un partido cerrado, fue el único que de verdad estuvo cerca de ganarlo desde el juego.
Un Dépor poco fluido
El Deportivo fue ligeramente mejor al Córdoba, sí. Pero lo hizo sin necesidad de tener más balón que su rival. Por primera vez este curso, un rival dispuso de la pelota más tiempo que el cuadro blanquiazul. El dato es todavía más llamativo teniendo en cuenta que el choque se jugaba en Riazor, donde la media de posesión del Dépor es del 60%. Ante el equipo blanquiverde, apenas superó el 45%.
De este modo, la mejor arma del bloque de Cano para hacer daño fue el contraataque, que le viene dando muchos réditos desde la llegada del técnico granadino. Fue gracias a su gran trabajo defensivo colectivo. Una faceta que le permitió controlar relativamente desde otro camino diferente al habitual.
Porque no, el Deportivo no estuvo especialmente fluido en ataque posicional. Clave para no ver la mejor versión del conjunto herculino en este aspecto fue el hecho de que el Córdoba apostase por presionar muy alto. A pesar de lo que pudiese parecer por prejuicios, Cano no es un técnico que exija sacar sí o sí el balón jugado desde atrás. En su etapa en A Coruña al menos, prioriza evitar riesgos. Y así lo hizo el Dépor, que en el encuentro del pasado sábado no inició el juego como últimamente, con Rubén Díez e Isi Gómez descendiendo a la altura de los centrales para empezar el circuito de pases.
De este modo, ante un rival que juntaba muchas piezas de manera óptima en la zona de balón para evitar asociaciones en corto y que tiraba la línea defensiva muy arriba, el Deportivo trató de mezclar el juego. Con los laterales más bajos que de costumbre para no romper demasiado el bloque e Isi y Rubén pidiéndola pero sin tanto protagonismo, Quiles y Max Svensson fueron los dos principales receptores del equipo. Bien fuese tratando de atacar el espacio a espaldas de la última línea defensiva, bien fuese buscando el movimiento de aproximación para ganar la disputa.
Sin embargo, más allá de alguna gran acción de Quiles, lo cierto es que los delanteros del Dépor apenas lograron generar grandes situaciones de ataque a partir de esos envíos. Pese a ello, los locales siempre entendieron que la posibilidad de ir a la espalda del Córdoba seguía ahí. Desde esa perspectiva se entiende la permanencia durante tanto tiempo en el campo de Svensson y que su relevo fuese Kuki Zalazar, mucho más móvil que Gorka Santamaría.
Lo cierto es que sin ser capaz de juntar piezas y pases para ir viajando junto hacia delante, el Deportivo no logró en la primera parte obtener el control del juego desde el balón. Rubén e Isi no encontraban líneas de pase claras. Y solo en el segundo tiempo, cuando el Córdoba separó más su 4-4-2, encontró esa facilidad que suele tener para salir desde atrás y llegar a la zona de peligro a partir de la asociación. Aunque fue algo que se dio más por momentos que una constante como tal.
Te espero, te neutralizo
Si en cuanto a la fase ofensiva el Deportivo no vivió su mejor día, bien neutralizado por el Córdoba y buscando asumir pocos riesgos, lo contrario se puede decir del trabajo sin balón. Al igual que su rival, el Deportivo se dispuso en defensa en un 4-4-2 con el bloque algo más retrasado.
En el primer tiempo, el conjunto herculino no iba a morder tan arriba. Siempre dejando a un contrario libre en esa fase de iniciación de su rival, tenía un futbolista más que el Córdoba para controlar las piezas enemigas ofensivas. Un central, un lateral o un mediocentro era siempre el encargado de equilibrar en función de los movimientos.
De este modo, Max Svensson y Rubén Díez se repartieron la atención sobre los dos centrales y Diarra. El mediocentro apenas retrocedió para incrustarse entre los defensores, sino que se colocó algo más alto, pero pendiente de recibir el balón para progresar. Sin embargo, la coordinación entre el catalán y el aragonés fue buena y el ex del Bilbao Athletic apenas logró ser ese canalizador de los primeros pases. Tampoco lo fue del todo un Gudelj soberbio iniciando el juego, pero del que tanto los dos puntas como Quiles -con sus saltos a costa de perder algo de atención en el lateral Calderón- tuvieron buena cuenta.
El Deportivo tenía muy claro que no debía partirse y que el Córdoba no debía progresar por dentro. Lo orientó hacia fuera y lo consiguió. El conjunto andaluz tan solo produjo un chut en toda la primera mitad, más allá del gol -mal- anulado a Jorge Moreno en un balón parado. Con su buen posicionamiento esperando, el Deportivo neutralizó a un Córdoba que suele saber cómo generar con balón. Ni siquiera los movimientos profundos de Carracedo de dentro hacia fuera le hicieron daño a un equipo que tenía muy bien trabajado cómo defender a su enemigo y que tampoco sufrió en transición defensiva.
Así, un día más, la estructura del Deportivo fue la correcta para evitar que el rival le hiciese daño si perdía el balón. El equipo coruñés no lanzó demasiadas piezas por delante del balón y eso le permitió, de nuevo, estar muy protegido y ser inmune a las contras del Córdoba. De nuevo, la interpretación de Roberto Olabe en ese tipo de acciones fue soberbia. El mediocentro se afianza en el puesto de pivote desde su capacidad para dar equilibrio sin pelota y distribuir aseadamente con ella.
Ese buen trabajo defensivo condujo al equipo local a disponer de situaciones al contragolpe para romper el Deportivo 0-0 Córdoba en el primer tiempo. Porque si el Córdoba filtraba un balón comprometido, los de Cano se activaban. De hecho, sus mejores opciones de gol llegaron a la carrera, ya que el equipo coruñés logró gestionar muy bien sus transiciones. Aunque el Córdoba estaba también bien protegido ante posibles pérdidas, la capacidad de Quiles o Isi Gómez para conducir las contras y juntar rivales le permitió producir. Le faltó ahí el acierto para materializar alguno de sus 5 chuts en ese primer tiempo.
Más agresividad para romper el Deportivo 0-0 Córdoba
Le funcionó relativamente bien al Dépor el plan en el primer tiempo, pero tras el intermedio quiso dar un paso más. Y lo hizo desde una presión más agresiva. Posicionado más alto, casi en un uno para uno -menos contra los centrales- y dispuesto a saltar para robar, la escuadra herculina trató de ir a recuperar el balón más que de esperar el error del rival por puro buen posicionamiento.
De este modo, el equipo de Cano no tuvo miedo a la hora de perseguir prácticamente emparejado y, sobre todo, de ahogar al rival cada vez que este metía el balón en uno de los carriles exteriores. Ese era el momento en el que el Deportivo era voraz para cortocircuitar a un Córdoba que, de nuevo, se quedó con pocas soluciones para atacar.
No le valió ese trabajo al conjunto coruñés para enganchar contras de una manera tan evidente como en la primera mitad, pues el Córdoba también empezó a jugar cada vez más en largo. Pero al menos pudo vivir tranquilo gracias a la seguridad que mostró su línea defensiva a la hora de defender el juego directo que empezó a buscar su rival como mecanismo para salir de la presión.
De este modo, el bloque locatario no pudo desequilibrar un Deportivo 0-0 Córdoba construido desde el respeto. Pero al menos no perdió demasiada comba en su lucha por ir escalando posiciones. Y se demostró a sí mismo y a los suyos que tiene mimbres para soñar con todo.