Óscar Cano, técnico del Deportivo de La Coruña, reconoció que el empate de su equipo ante el Alcorcón deja al cuadro herculino casi sin opciones del ascenso directo. «La primera plaza está prácticamente imposible», lamentó el técnico, que recalcó que es necesario seguir haciendo puntos y señaló que su equipo lo intentó «todo», pero al ser «acreedores de más» se van con «cara de tonto».
Análisis del partido
«Hemos tenido una mala puesta en escena en los primeros 25 minutos de la primera parte. Perdimos muchos balones, lo que alimentó sus posibilidades de presión y contraataque. También tuvieron oportunidades muy claras. Sin embargo, terminamos la primera parte de manera positiva, especialmente con esa ocasión que se pase por la línea de gol y la oportunidad de Raúl».
«La segunda parte ha sido completamente nuestra. Lo intentamos todo. Continuamos construyendo desde atrás y, luego, con la entrada de Max y Saverio, intentamos cambiar la situación. Buscamos otros enfoques, diferentes caminos y herramientas. Tuvimos las oportunidades de Máx y la última de Lucas… al final, se nos queda cara de tontos con el empate 0-0. El partido fue igualado, pero hemos sido acreedores de más».
Las opciones de ascenso directo
«Creo que todavía quedan nueve puntos en juego y debemos luchar por ellos. En primer lugar, porque los demás equipos pueden cometer errores y nosotros estamos obligados a sumar. La situación se ha vuelto muy complicada. Soy consciente de que es muy difícil quedar en primer lugar, prácticamente imposible, pero en el fútbol hemos presenciado muchas cosas sorprendentes».
«Si nos enfocamos en lo que podría ocurrir, debemos sumar la mayor cantidad de puntos posible para terminar lo más alto en la tabla, ya que considero que tener ventaja de local es importante. Jugar el segundo partido como local tiene su importancia. Sin embargo, como dije, si no podemos lograrlo directamente, no debemos pensar que se han agotado todas nuestras opciones. Un camino puede cerrarse, pero siempre se abre otra posibilidad. Tal vez sea un mes más tarde, pero aún hay oportunidades».
¿Se siente respaldado? ¿Le han dicho algo?
«Ahora estaban presentes el presidente, Villasuso y algunos consejeros. Me dijeron palabras de ánimo y que siguiéramos adelante. Los entrenadores ya hemos asumido que no tenemos control sobre esas decisiones. Nuestra labor es hacer nuestro trabajo, dedicarle tiempo y no preocuparnos por muchas otras cosas. Veremos cómo están los jugadores tras el partido, porque hay algunos que han sufrido golpes y sensaciones desfavorables. A partir de ahí, prepararemos el siguiente encuentro».
Los ajustes
«El partido estaba volviéndose de ida y vuelta. Necesitábamos ir a por todas y contar con jugadores que aseguraran mayor despliegue, especialmente dentro del área. Dudamos entre cambiar a Kuki y a Mario. Y nos hemos decidido por Mario».
«Al principio, la posición, especialmente de nuestros interiores, estaba condicionada por cómo ellos iban a presionar. A veces presionaban mucho a los extremos. En este caso, saltaron con los delanteros y sus extremos, y tal vez hubo una falta de coordinación para que jugadores como Kuki y Mario pudieran entrar en juego. Intentamos cambiar, con Olabe adelantándose y los interiores recibiendo en los costados. En los últimos 7-8 minutos se vieron mejoras al respecto. En la segunda mitad fuimos muy superiores. La única preocupación era cuando ellos recuperaban el balón y podían contraatacar y correr, especialmente con los cambios. Aparte de un par de sustos al final, con Addai, no vi ninguna intervención destacada más allá de las carreras de Jaime y Pablo».
¿Esta situación es culpa de la plantilla o de Óscar Cano?
«La plantilla es capaz de enfrentar esto y mucho más. Es un equipo muy bueno, pero los demás también lo son. En el partido contra el Castilla, ellos fueron mejores, pero en el de hoy, si hay un equipo que mereció ganar, fuimos nosotros. Como entrenador, asumo la responsabilidad, como siempre. Los entrenadores somos responsables de todo. Esta es la dinámica del fútbol y debemos aceptarlo y asimilarlo. Tenemos que convivir con la exigencia, ya que sin ella no podríamos dedicarnos a esto. Entre el éxito y el fracaso hay una línea muy fina que a veces ni siquiera se puede ver».