Pocos o ningún deportivista esperaba empezar así 2023. Contando los minutos de un 3 de enero para que diesen las 7 de la tarde, un número que todavía cobra más significado para el Deportivo. Padres y madres con sus hijos e hijas, haciendo cola casi dos horas antes de la apertura de puertas en la presentación de Lucas Pérez.
Y es que la llama del Deportivo está más viva que nunca, algo que es fácilmente demostrable con los más de 24.000 socios y socias con los que actualmente cuenta el club. Pero sin duda, la noticia más positiva ha sido la cantidad de niños y niñas que se dieron cita hoy en Riazor para corear el nombre de Lucas Pérez.
Tanto ellos como ellas son el futuro de un equipo que suma su tercera temporada en la categoría de bronce del fútbol español. Un Deportivo que saboreó el éxito, que se acostumbró a mirarle a los ojos a los más grandes y que a día de hoy refuerza el corazón que lo mantiene todo a flote: la afición.
La muestra fue este 3 de enero. Apenas necesitó el speaker de Riazor azuzar a una hinchada que quería gritar lo más fuerte posible el nombre de Lucas Pérez. Un coruñés más para la plantilla, que se une a los Ian Mackay, Álex Bergantiños o Raúl Carnero para sumar y como él mismo dice, devolver al equipo al fútbol profesional. Como dice Arturo Coego en ‘Nos van a ver volver’, con la fuerza del mar y la furia del viento.
El regreso de Lucas Pérez al Deportivo va mucho más allá de una simple bajada al barro. Es la representación total de amor a unos colores, de estar donde uno quiere estar y un pequeño rayo de esperanza en ese fútbol moderno dominado por el dinero. Las lágrimas de Lucas y las caras de ilusión de los más jóvenes pidiendo autógrafos o una fotografía señalan el camino. Ahora toca recorrerlo sin desviarnos, todos juntos.