Al inicio de la temporada uno de los principales puntos débiles del Deportivo era el balón parado defensivo. Buena parte de los goles que encajaba el equipo provenían de centros desde la esquina o tras una falta lateral. Con el paso de las jornadas la defensa de este tipo de acciones ha ido a mejor y parece que esos fantasmas han desaparecido. Este domingo (21:00 horas) el cuadro coruñés tendrá un nuevo examen de nivel en esta faceta. Luismi Cruz, una de las grandes amenazas del Tenerife, es un especialista en sacar rédito a este tipo de acciones.
El futbolista formado en la cantera del Sevilla posee un guante, en la bota de su pie izquierdo, con el que ya ha repartido ocho asistencias en lo que va de Liga. Estos números lo han llevado a ser uno de los máximos asistentes de la competición, ya que solo cinco jugadores de la categoría lo superan en este aspecto. A estos ocho pases de gol hay que sumarle los dos tantos que ha anotado, convirtiéndose así, con 10 participaciones, en el jugador del club isleño con mayor aportación ofensiva.
La resurrección del Tenerife viene de la mano del extremo gaditano y su calidad en el balón parado. En los últimos diez partidos que ha disputado, Luismi Cruz ha repartido cinco asistencias y anotado un gol. Tres de esas cinco asistencias llegaron tras la actuación del atacante desde el balón parado. Con tres centros medidos desde la esquina sirvió en bandeja a sus compañeros para que anotasen. Además, el gol del andaluz llegó también a partir de la pelota parada, en una falta.
Esta tendencia no es algo reciente para Luismi, sino que se extiende durante toda la temporada. Todas sus asistencias llegan tras un centro al área, ya sea en un ataque lateral o desde el balón parado. La calidad de unos centros, medidos a la testa de sus compañeros, provocan que siete de las ocho asistencias que ha servido acabasen en gol tras un remate con la cabeza.
Con Luismi Cruz como principal figura, el Deportivo tendrá la revalida de una asignatura que le quedó pendiente al inicio del curso. La bota izquierda de un futbolista que, donde pone el ojo, pone la bala; será la principal amenaza a la que tendrán que hacer frente los zagueros blanquiazules si quieren volver a dejar su portería a cero.