Tras un periplo de dos temporadas en el Fabril, el mediapunta malpicán emprendió el pasado verano una nueva aventura en el Austria Lustenau austríaco.
En el extremo noroccidental de Austria y bañada por el caudal del río Rhin se encuentra Lustenau, una pequeña población de poco más de 21.000 habitantes a solo 40 minutos a pie de la frontera suiza y a menos de una hora en coche de Liechtenstein, un principado célebre por acoger a más de un viejo conocido de la política española bajo su secreto fiscal. Allí, al pie de los Alpes, vive ahora un exjugador del Deportivo de La Coruña: Manuel Romay. El talentoso futbolista formado en el Montañeros puso rumbo a Centroeuropa el pasado mes de julio, y ahora busca su hueco en el Austria Lustenau, un equipo que milita actualmente en la Erste Liga, el equivalente a la Segunda División española.
Romay, que ya había hecho las maletas con 19 años para probar suerte en el Aris de Donato y Mazinho, volvió a guardar su equipaje una vez más para poner rumbo a un país donde otros jugadores con pasado blanquiazul habían dejado su huella particular. Y es que en el paraíso del catalán Jonathan Soriano, futbolistas como Iván Carril, su hermano Jonathan y Rubén Rivera también probaron suerte, una tendencia creciente entre profesionales de la competición autóctona auspiciada, en parte, por la estabilidad económica que ofrecen destinos como el país que vio a Luis Aragonés dotar de una personalidad propia a la selección española.
Fue precisamente en el Tívoli Stadion -el mismo en el que debutó el combinado nacional en la Eurocopa 2008- donde Manuel Romay tuvo sus primeros minutos como miembro del conjunto entrenado por el serbio Mladen Posavec. El técnico balcánico, que entrenaba hasta comienzos de octubre al filial del equipo local, pasó a ocuparse de la primera plantilla tras la destitución del islandés Helgi Kolvidsson, marcado por un errático comienzo que llevó al equipo a la antepenúltima posición. La derrota por 3-1 ante el LASK, actual líder de la división de plata, motivó el despido de Kolvidsson, una inestable situación plasmada en numerosos cambios de sistema de juego que tampoco beneficiaron a Romay.
La Erste Liga, disputada por diez equipos, usa un formato de competición que dilata la disputa de la misma desde mediados de julio hasta mayo del año siguiente. Con un parón entre los meses de noviembre y febrero, al equipo en el que milita el futbolista nacido en Malpica de Bergantiños le restan sólo cuatro citas antes de llegar al ecuador de la temporada. Con 17 puntos y una gran igualdad entre los conjuntos de la zona media y baja de la tabla, la segunda categoría del balompié austríaco guarda otra interesante característica: sus integrantes se ven las caras hasta cuatro veces en el mismo curso.
Romay, que por el momento ha participado en ocho de los 16 partidos disputados por el Austria Lustenau, celebró su primer gol como integrante del conjunto verdiblanco precisamente ante el LASK, uno de los candidatos a alzarse con la victoria final en el campeonato y que guarda también un pasado con instantes de gloria en la división de honor. Con cuatro victorias hasta ahora, la entidad presidida por Hubert Nagel -el cual acumula 20 años al frente de la misma- busca remontar el vuelo precisamente en el año de su centenario, una circunstancia que supone una presión añadida ante la ilusionante expectativa de poder regresar a la Bundesliga.
Por el momento, el objetivo ha pasado a ser evitar la zona caliente de la clasificación, un trabajo en el que tendrán mucho que decir futbolistas como el brasileño Thiago de Lima -referente ofensivo del equipo con más de una década de trayectoria en Austria-, Christoph Stückler -capitán del equipo- y quién sabe si el propio Romay. En un vestuario con un marcado acento alemán, la presencia del malpicán puede dar ese plus de imaginación a un grupo donde Brasil comienza a ganar peso con hasta tres futbolistas originarios del país sudamericano y donde Romay trata de encontrarse con sus mejores sensaciones.
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