El Fabril no pudo vencer en O Couto, pero el partido sirvió para mostrar, una vez más, que Martín Ochoa se alimenta de goles. El canterano aprovechó un balón a la espalda de la defensa para plantarse mano a mano con el portero y poner el 0-1. Fue su décimo gol de la temporada y, al mismo tiempo, su quinto partido consecutivo marcando. Y claro, si este dato llama de por sí la atención, ante la falta de gol en el primer equipo el ruido se convierte en un estruendo. Repasamos el perfil del goleador del filial, su posible acople al primer equipo y las dudas que podría haber en estos momentos:
¿Qué tipo de delantero es Martín Ochoa?
En tiempos de fútbol moderno, donde al delantero se le pide que presione bien, que tenga capacidad asociativa o que aguante bien el balón, parece irónico decir que lo que más sobresale en un 9 es su capacidad de hacer gol. Pero con Martín Ochoa es así.
No es especialmente rápido, pero es capaz de generar peligro con desmarques en ruptura. No es el más fuerte, pero es capaz de aguantar el balón de espaldas o de ‘cuerpear’ con los centrales. No es Benzema, apareciendo por todo el frente de ataque como un mediapunta.
No, Martín Ochoa no necesita destacar en ninguna faceta técnico-táctica. Porque el riojano es el típico delantero rematador al que se le caen los goles. El que parece que no está, pero aparece en boca de gol para empujar un balón muerto. El que se anticipa dentro del área para cabecear cualquier centro. El que, hasta rematando mal, hace gol. Ese gol que no eres capaz de explicar hasta que ves de quién es obra. Porque el idilio de Martín con el gol no se explica, simplemente es un don.
Un dato que habla a las claras de qué tipo de delantero es Martín Ochoa, es que hasta el partido disputado en O Couto había anotado sus nueve goles desde dentro del área. Y todos ellos al primer toque. Como buen “killer”, primero dispara y luego pregunta.
¿Encajaría Ochoa en el primer equipo?
Sería demasiado osado aventurarse a responder a esto. Pero lo que está claro es que el Deportivo necesita gol y Martín Ochoa lo tiene. En las últimas semanas hemos visto cómo el equipo genera ocasiones, pero prácticamente ninguna de ellas es rematada por su delantero. Max Svensson aporta mucho a la hora de presionar alto y estira al equipo con desmarques en ruptura, pero no finaliza. Un gol en 516 minutos es un bagaje pobre para el delantero del Deportivo. Con Ochoa su lugar, el Depor perdería intensidad en la presión, pero ganaría una referencia. Quizá lo que falta en el área para que los centros de Antoñito y Raúl comiencen a ser mejores.
¿Está preparado físicamente para dar el salto?
La mayor duda con respecto al salto de categoría, nos lleva al tema físico. El historial del juvenil con las lesiones es amplio. Precisamente en esta pretemporada (con el primer equipo) sufrió una lesión que le mantuvo apartado hasta la quinta jornada de liga. El año pasado también se lesionó y estuvo sin jugar durante varios meses. Subir de categoría implica un ritmo más alto y esto, a veces, puede ser un impedimento demasiado grande. Solo hay que recordar lo que comentaba hace unos meses Imanol Alguacil sobre Jon Karrikaburu, del que dijo que “tiene algo único: el gol”. Pero que cuando subió a entrenar con el primer equipo “no aguantó el ritmo”. Para resolver todas estas dudas tendremos que esperar. Ya que parece que Óscar Cano, al menos de momento, no ve en Martín Ochoa la solución a la falta de gol.