El entrenador del Rayo Vallecano, que visitará el feudo blanquiazul este sábado, asegura que le encantaría entrenar al equipo con el que ganó su primer título. «Mi reto como entrenador es dirigir a todos los equipos en los que he jugado», indicó en una entrevista para Riazor.org.
A Paco Jémez Martín (Las Palmas de Gran Canaria, 18/04/1970) se le ilumina el rostro cuando dialogas con él sobre su etapa en el Deportivo de La Coruña y la consecución de la primera Copa del Rey y la posterior Supercopa de España. Central fuerte y contundente en su época como futbolista, el técnico canario vive en una nube su primera experiencia en un banquillo de Primera División. El Rayo cabalga con paso firme por la máxima categoría, y sueña con completar una de las mejores temporadas de su historia, en la que Europa no parece un objetivo utópico.
¿Te podías imaginar cuando llegaste que el Rayo estaría a estas alturas de temporada con 37 puntos?
Siempre he sido una persona optimista pero tengo que reconocer que lo que estamos viviendo ahora en el Rayo va más allá del optimismo. Al inicio este proyecto generaba muchísimas dudas, no solo en el plano institucional, sino en la complicación que entrañaba diseñar una plantilla con tantas caras nuevas y un presupuesto tan bajo. El hecho de que todo haya ido bien desde el principio explica por qué el Rayo se encuentra tan bien clasificado. Ahora lo que queremos es poner la guinda a este pastel con un buen tramo final de Liga.
¿Cuál es la clave?
La clave es compromiso, ilusión y creer que podemos pelear contra equipos que, en teoría, son mejores que nosotros. Desde el primer día, tratamos de convencer a la gente que no se podía dejar llevar por las opiniones que escuchaban o leían. Es cierto que con un presupuesto de siete millones de euros es difícil competir, pero me he encontrado con una plantilla con la que da gusto trabajar. Cuando llegamos tenía muy malas costumbres de trabajo, pero eso se corrigió. Ahora te aseguro que es uno de los mejores grupos que he tenido en cuanto a predisposición y a no poner una pega a mis decisiones.
¿Es el entrenador de hoy en día la primera persona que debe transmitir ilusión a una plantilla?
La ilusión la debe transmitir todo el club. Una de las primeras cosas en las que insistí cuando llegué al Rayo, es que todo el mundo que esté aquí, independientemente de su vida personal, tiene que estar con una sonrisa en la cara. Y me refiero desde el utillero hasta el oficinista pasando por plantilla y cuerpo técnico. Mi lema es que todo el mundo esté predispuesto a ayudar y eso se convierta en una manera de generar una idea de trabajo. Por supuesto, el entrenador es el primero que tiene que llevar esto a cabo.
¿Fue difícil dejar un proyecto asentado como el del Córdoba por uno más inestable como el Rayo?
Hicimos una gran temporada en el Córdoba. Estaba en mi tierra y me sentía a gusto pero era imposible que continuara allí con determinadas personas del club. La gente no sabe los motivos, pero era inviable que siguiera allí. Cogí un proyecto arriesgado y difícil con el presupuesto más bajo de la categoría. A mí me llamaba la atención porque tengo un gran cariño al Rayo y he jugado aquí. Era arriesgado, pero al fin y al cabo es Primera División, y yo siempre me he caracterizado por tirarme a los charcos sin plantearme temas económicos ni otras historias.
¿Es para ti especial visitar Riazor?
Por supuesto que sí. Al Dépor le tengo un cariño muy especial. Es la ciudad donde vive mi familia y resido yo cuando no estoy entrenando, por lo que estoy muy ligado a Coruña y al club. Sin embargo, el sábado defiendo otros intereses y sólo quiero que gane el Rayo. A partir de ahí, deseo que el Dépor se salve y se arreglen los problemas institucionales para que el club no desparezca. Si esto se produjera sería una gran pérdida, no solo para A Coruña o Galicia, sino para España. Sería una tragedia deportiva para todo el mundo y espero que no suceda nunca.
¿Debe el Dépor del futuro imitar el actual modelo del Rayo?
No le queda otro remedio. El Rayo es de los pocos equipos que está compitiendo con las condiciones que tiene. Aunque creo que al final todos los clubes van a tener que fijar un modelo similar al de este Rayo. Durante muchos años los clubes han gastado más de lo que tenían y ahora se pagan las consecuencias. Aunque no soy iluso y sé que lo de este Rayo es algo excepcional. De diez años que compitas con un presupuesto de siete millones de euros, en siete u ocho te vas a Segunda División. Eso sería lo más normal.
¿Qué te sugiere este Dépor?
Cuando uno se encuentra en una situación como la del Dépor, los males se multiplican. Cualquier cosa que en un partido no reviste peligro, en esta situación se convierte en gol. Al Dépor le ha afectado el tema extradeportivo, porque es complicado estar cuatro o cinco meses sin cobrar, pero también soy de los que piensan que cada uno acaba donde se merece. Nadie desciende por mala suerte. Son méritos deportivos. De todas formas, en los dos últimos encuentros ha mejorado muchísimo. Posee una contra muy fuerte y parece algo más sólido atrás. No va a ser fácil para nosotros y para el Dépor es un partido límite, como todos los que le quedan de aquí al final de temporada. Cuando uno está en una situación tan complicada en ocasiones da más de lo que cree que puede dar. Si nosotros no competimos, es más que posible que el Dépor nos gane.
¿Te gustaría entrenar al Dépor en un futuro?
Sí. Uno de los pequeños retos que me marqué al convertirme en entrenador es el de poder dirigir a todos los equipos en los que he jugado. Entre otras cosas porque en todos esos equipos me han tratado muy bien y he dejado grandes amigos. Sería una forma de devolver todo ese gran trato. Ya he entrenado a Córdoba y Rayo y todavía me faltarían Murcia, Zaragoza o Deportivo. No sé si lo podré cumplir pero, indudablemente, me gustaría completar ese reto. Ojalá en un futuro se puedan encontrar los caminos de Dépor y Paco Jémez.
Como jugador lograste dos títulos aquí, ¿cómo recuerdas la final de Copa ante el Valencia?
No se me olvidará en la vida. Fue mi primer título. Éramos un equipo pequeño, con algunas similitudes a lo que es este Rayo. Nadie contaba con nosotros, éramos queridos en todos los sitios a los que íbamos hasta que empezamos a ganar. Era un equipo que, de la noche a la mañana, empezó a pelear con los grandes, aunque creo que la diferencia hoy en día es mucho mayor que antes. Tengo un recuerdo magnífico del apoyo de la gente y del Dépor en aquellos años.
¿Qué diferencias existen entre ser futbolista y ser entrenador?
Cuando te haces entrenador te das cuenta de los errores que has cometido como futbolista. Yo cuando era jugador no era una excepción, y siempre ves las cosas desde un punto de vista muy parcial y muy poco realista. Muchas veces tienes que estar en ambos lados para percibir y entender ciertas cosas. Los futbolistas siempre hemos sido muy avariciosos y, en ciertas ocasiones, nos hemos preocupado más por nosotros que por el grupo. Cuando eres entrenador velas más por el interés grupal.
¿Aconsejas a tus jugadores sobre algunos fallos que pueden estar cometiendo?
Sí, porque he vivido la situación que ellos pueden experimentar ahora y a mí me gusta dar explicaciones. Soy muy dialogante, y quiero que la gente sepa porque se toman algunas decisiones.
Hablando de entrenadores, ¿qué opinión tienes sobre Fernando Vázquez?
Creo que ha tomado una decisión valiente porque no es fácil hacerse cargo de este Dépor. Ha demostrado valentía y no le ha importado el hecho de haber estado varios años sin entrenar. Es un técnico válido y estamos expectantes de cuál puede ser su recorrido en el Dépor con una situación tan complicada.