Es muy complicado escuchar hablar a Óscar Gilsanz en singular cuando se refiere a su faceta como entrenador. El técnico de Betanzos destaca el valor del trabajo en equipo siempre que puede y, en el caso de la cantera del Deportivo, yendo más allá de sus cuerpos técnicos actuales y poniendo el valor todo el esfuerzo invertido desde la captación en edades tempranas hasta el desarrollo de los futbolistas. Y tan importante es saber reconocer eso como afirmar, con pocas probabilidades de estar equivocados, que los éxitos recientes de la factoría Abegondo difícilmente existirían sin él en el banquillo.
Porque al tiempo que lleva de la mano a una talentosa generación de jugadores en su crecimiento hacia el fútbol profesional, el propio Óscar Gilsanz va extendiendo también sus fronteras como entrenador. Siempre desde la humildad y el sentido común, el entrenador deportivista se ha ganado el derecho de entrenar en Segunda Federación por primera vez en su carrera.
Intentó ese asalto primero con el Racing Villalbés, con el que llegó a disputar un playoff de ascenso a Segundad B. Tras su etapa en Vilalba, inició otra ya vinculada al Deportivo y más encarada a la formación. Primero en el Laracha – asociado al Dépor -, también en Tercera División y con el que bajó arrastrado por el descenso del Fabril, y posteriormente en el Juvenil de División de Honor, donde dio su primer gran golpe ganando la liga y la Copa de Campeones de 2021.
Momento justo, lugar adecuado
Ese verano, cuando ya su etapa en categorías inferiores parecía más que terminada, la marcha de Valerón le abrió de par en par las puertas del Fabril. Era la apuesta lógica para el banquillo del filial y el club blanquiazul confió en un Gilsanz que estaba deseando regresar a la Tercera gallega.
Apostando por el desarrollo de un núcleo en el que había mucha presencia de los juveniles campeones, el cuadro herculino logró clasificarse para el playoff de ascenso, pero cayó ante un Ourense que acabaría ascendiendo.
Esta temporada se dobló la apuesta por la juventud en el Fabril y así lo reflejan los datos: el once tipo del filial deportivista no llega a los 20 años de media. Con esos mimbres y superando bajas tan importantes durante gran parte del curso como las de Caroutas, Mella o Davo, Gilsanz ha conseguido comandar la clasificación prácticamente de principio a fin.
La cantera del Deportivo está de celebración y tanto las jóvenes promesas de Abegondo como el propio técnico afrontan el ilusionante reto de consolidarse en Segunda Federación.