La exigencia de Óscar Gilsanz ha sido una de las claves para el salto que ha dado la cantera del Deportivo en los últimos años. El ahora técnico del Fabril tiene claro que no se puede vivir de elogios ni sensaciones, por eso valora el buen partido de sus chicos ante el Zamora, pero mira ya al siguiente encuentro porque «el oxígeno te lo dan los puntos». Sólo piensa en el Racing Villalbés.
Buenas sensaciones ante el Zamora
«La sensación que tuvimos contra el Zamora fue de competir contra un rival muy importante en la categoría. Dentro de la igualdad que se mostró, fuimos capaces de generar más y mejores ocasiones. Fue un buen trabajo de los jugadores. Sobre todo recuperándonos de un inicio en el que el Zamora parecía dominar. Le dimos la vuelta primero al juego y luego a tener las mejores ocasiones. Creo que ese punto hay que hacerlo bueno en los siguientes partidos y trataremos de sumar tres esta semana, que van a ser tan o más complicados que contra el Zamora. En un juego colectivo, deporte de equipo en el que las sensaciones son importantes, llegas al vestuario y hablas. Es importante ser capaz de verte competir de igual a igual contra un rival llamado a pelear por el primer puesto. Refuerza a los chavales, es positiva la sensación que llevamos, pero lo que da oxígeno son los puntos».
Especial medirse al Racing Villalbés
«Más allá de lo propiamente deportivo, es especial. Cinco años que salí del Racing, siempre que nos enfrentamos es especial, mi segunda casa. Y este más aún. Será raro no ver a Manolo en el banquillo, delegado que estuvo conmigo, que falleció hace poco… desde aquí, mi recuerdo para un delegado excepcional, buen amigo y grandísima persona. Va a ser todavía más especial».
Buen inicio de los de Simón Lamas
«Es un equipo que lógicamente conozco bien. Ya lo hablaba con entrenadores y decía que se iba a adaptar a la categoría. Hipercompetitivo, se adapta a diferentes situaciones de partido, sus jugadores creen y hacen lo que dice el entrenador y creo que va a seguir en esta línea hasta final de temporada».
Técnicos rivales y amigos
«No diría pupilo y maestro, Simón y yo somos dos grandes amigos, compartimos muchas conversaciones de fútbol y de todo. En aquella época que estuvimos en Vilaba, él estaba en el juvenil y la base, pero no creo que sea para nada maestro y alumno. Somos dos personas que congeniamos muy bien y fue un trabajo de equipo. Su aportación fue muy importante, a veces sin darse cuenta, y nos quedó esa amistad para siempre. Pero no me considero maestro de nadie».