Cuatro años después de dejar el Deportivo, el zaguero de As Pontes trata de recuperarse de su segunda rotura de ligamento cruzado tras su llegada al Montreal Impact de la MLS.
Asomó la cabeza al primer equipo, se adaptó con celeridad al sistema de cinco defensas de Miguel Ángel Lotina y apenas tres años después dijo adiós al Deportivo en un episodio subrayado en rojo en la historia reciente del club. Piscu no fue un caso cualquiera. Pionero de una tendencia que ha llevado hasta a dos centrales de As Pontes a vestir la camiseta blanquiazul en Primera División, el futbolista criado en la cantera deportivista buscó un hueco en el Wigan de Roberto Martínez, llegó a medirse al Manchester City de David Silva y ahora, a sus 27 años, trata de volver a los terrenos de juego tras dos desafortunadas lesiones que le han impedido disfrutar de la experiencia que inició en Montreal hace más de un año.
Montreal es una ciudad especial. Situada al borde del río San Lorenzo, es una de las urbes del mundo con mayor población de habla francófona, una característica que también guarda una interesante perspectiva política. Epicentro de las iniciativas pro-independencia de la provincia de Québec, Montreal es una metrópoli pasional, donde la influencia europea y la propiamente norteamericana se dan cita en unas calles donde el casco antiguo no desentona con el rascacielos Ville-Marie. El vínculo entre el Viejo Continente y Montreal también es extensible a su equipo de fútbol. Con Marco Di Vaio como jugador franquicia, el Montreal Impact que dirige el estadounidense Frank Klopas pelea por subir escalones en una liga donde los Seattle Sounders y el DC United se asoman como los principales candidatos al título.
El equipo canadiense, que finalizó la temporada regular en la última posición de la Conferencia Este con 28 puntos, busca ahora volver a ganar protagonismo tras un año en el que quizá pesó la ausencia de Alessandro Nesta. El legendario central italiano anunció su retirada de los terrenos de juego tras una temporada en el conjunto norteamericano, aunque volvió recientemente a Canadá para integrarse en el staff técnico como analista de vídeo. Con todo, el Montreal Impact sufrió en defensa -fue el equipo con más goles en contra de su grupo junto a Houston Dynamo, con 58 tantos encajados-, en parte por los contratiempos sufridos en forma de lesiones -como el colombiano Nelson Rivas-.
Uno de los más afectados en dicho aspecto fue precisamente Piscu, que desde su llegada a la MLS apenas pudo disputar dos partidos con su nuevo equipo tras dos roturas de ligamento cruzado casi consecutivas. La primera de ellas, sufrida en un entrenamiento en agosto de 2013, mantuvo al espigado central gallego apartado del césped hasta el mes de mayo, cuando volvió a las sesiones grupales. Sin embargo, la mala suerte se cebó nuevamente con él a mediados de julio en un partido de la MLS Reserve League ante el Chivas. Su rodilla derecha cedió, y el defensor formado en el Deportivo vio cómo su debut en la Major League Soccer se volvía a alejar. Klopas, que como jugador ya sufrió la misma lesión, explicaba que «el cuerpo de cada persona es diferente» y asumió que «es una pena para el equipo, porque es un jugador de calidad que podríamos haber usado en este momento».
Piscu, que inició su recuperación en Barcelona, busca ahora cerrar una de las etapas más complicadas de su carrera futbolística y retornar al césped donde ya no estará Di Vaio, que anunció su retirada a finales de octubre, despidiéndose cómo no, con un gol, el estilo de gol que siempre le definió: colocación entre la defensa rival, desmarque y frialdad ante el guardameta. Sí estará con él probablemente Gorka Larrea, otro emigrante del balompié criado en la Real Sociedad, que llegó a Canadá en junio acompañado de la mítica diadema que vestía Luke Wilson en ‘Los Tenenbaums’ de Wes Anderson. El centrocampista guipuzcoano firmó con Montreal tras cuatro semanas a prueba y ya pudo disfrutar de minutos en la MLS, un privilegio que Piscu aspira a lograr dentro de unos meses. Que así sea.