No conforme con todas las calamidades ya sufridas durante lo que va de curso, en esta recta final el Dépor se ha empeñado en sumar una a su lista particular: los lanzamientos de penalti. Si durante los primeros meses los blanquiazules clamaban al cielo por las penas máximas no concedidas, ahora deberán hacerlo por sus propios fallos. Borges, el seguro en esta suerte, se contagió de los nervios que atenazan a unos jugadores que vuelven a tener más dudas que ideas y erró el remate y esperó demasiado para el rechace. La única noticia positiva de la noche fue la derrota del Sporting, que permite a los de Mel dejar el descenso a seis puntos más el golaverage.
Las próximas jornadas dirán si más por convicción que por obligación, pero Pepe Mel decidió jugársela con un once del agrado de la afición. Çolak volvió a la mediapunta y la apuesta ofensiva fue mayor con la entrada de Marlos, defenestrado desde hace meses, en la banda izquierda.
La apuesta era atractiva, al menos en cuanto a nombres, pero el problema fue el contexto. Las dos últimas derrotas parecen haber abierto un armario con viejos fantasmas y el equipo ha perdido parte de la confianza que ganó con el nuevo técnico. Daba la impresión de que los deportivistas jugaban con 50 kilos de más en cada pierna, seguramente de nervios y tensión. Es la única forma de explicar algunos de los pases fallados por gente de la talla de Carles Gil o Çolak, o incluso varias cesiones de Sidnei que metieron en problemas a Lux.
El ritmo de la primera parte fue plomizo, con un Granada que se mueve entre la resignación del descenso y esa mínima esperanza que le dan las matemáticas. Llegó con peligro de la mano de Andreas Pereira, que durante gran parte de la temporada ha estado por encima del equipo. En Riazor se echó al equipo nazarí a las espaldas, pero el belga no podía estar en el inicio y en el final de la jugada. La ocasión más clara de los visitantes llegó en un saque de esquina que Estupiñán remató completamente solo en el punto de penalti a las manos de Lux.
En el Dépor el más activo fue Marlos. El colombiano se ha serenado y ha crecido en el ostracismo, pero todavía está lejos de ser el jugador que maravilló al otro lado del Atlántico. Se ofreció, encaró y casi siempre desbordó, pero le falta todavía mejorar en la toma de decisiones. El balón parado también fue el arma blanquiazul, pero el cabezazo de Arribas lo detuvo Ochoa sin problemas.
El descanso no cambió las cosas y ambos equipos, uno por que no quería y otro porque no podía, seguían dejando pasar el tiempo. Con algo más de intención lo intentaba el Dépor con el principal argumento de Marlos Moreno. El colombiano tuvo la primera gran ocasión, pero su remate se fue alto.
Con la entrada de Ola John los de Pepe Mel siguieron insistiendo por la banda izquierda y ahí llegó la mejor ocasión. El holandés puso un buen centro en el área y cuando Andone se disponía a rematar sufrió un ligero empujón de Estupiñán que el árbitro entendió como penalti. Pero hasta al infalible Borges se le nubló la cabeza. Primero en un penalti muy centrado, después intentando acomodarse para el rechace en lugar de atacar la pelota.
El encuentro se rompió al final, pero al miedo se le sumó el cansancio y apenas hubo llegadas por parte de ambos equipos. Ola John tuvo la última opción en una buena combinación con Bruno y Andone, pero su remate se fue demasiado cruzado.
FICHA TÉCNICA
RC Deportivo: Lux; Juanfran, Arribas, Sidnei, Luisinho; Guilherme, Borges; Carles Gil (Bruno Gama, min.21), Çolak, Marlos Moreno (Ola John, min.74); Andone.
Granada CF: Ochoa; Foulquier, Vezo, Saunier, Estupiñán; Cuenca, Pereira, Boga, Wakaso, Héctor (Atzili, min.84); Kravets (Ponce, min.60).
Árbitro: Del Cerro Grande. Amonestó con tarjeta amarilla a Ola John en el Dépor y a Héctor, a Estupiñán y a Pereira en el Granada.
Incidencias: Partido disputado en el estadio de Riazor, correspondiente a la 30ª jornada de LaLiga Santander.