«Cómo me voy a olvidar que el Deportivo ganó la Liga.
Cómo me voy a olvidar, si fue lo mejor que me pasó en la vida»
Todos los que estuvieron en Riazor el 19 de mayo del 2000, seguramente guarden esos recuerdos que se quedan grabados a fuego. Esa conversación antes del partido. Esos saludos con la gente conocida de camino al estadio. Los abrazos. Los nervios. Los amuletos. El sonido del mar. El inconfundible rugido de Riazor. Pasar por los tornos, coger aire y enfilar el camino hacia el asiento.
Cuando Donato saltó, el tiempo se paró en Riazor. El siguiente recuerdo, la celebración con el que tenías al lado. También con el que estaba delante. Y sí, con el de atrás. Y por qué no, con todo al que podías darle un abrazo en esos días en los que no se guardaba distancia de seguridad y lo que teníamos tapándonos la boca solía ser una bufanda que algunos hasta mordían de los nervios. Un día (y sobre todo una noche) en el que Cuatro Caminos lució como nunca y las calles respiraron en blanquiazul.
Lo cierto es que en 21 años se han escrito miles de crónicas sobre ese día. Se han hecho reportajes, entrevistas a los protagonistas, al entrenador, al presidente… pero en esta ocasión queremos centrarnos en los que nunca fallan. En los que acuden religiosamente a Riazor, sean o no de A Coruña. En los que apoyan desde lejos, con un océano por medio. Aquellos que sienten los colores y ese amor por el escudo independientemente del día que marque el calendario.
Sin más, un breve recordatorio del canal de Alberto Amorín de cómo fueron las celebraciones ese día inolvidable: