23 de mayo de 2015. 19:45 horas. Messi empuja a la red un pase de Neymar y pone el 2-0 en el marcador a favor del Barcelona a media hora del final, dejando al Dépor al borde de su tercer descenso en cinco temporadas. Es el guión de una historia que iba para drama y que acabó convirtiéndose en una de las hazañas más grandes de la historia del Deportivo de la Coruña.
Recapitulemos. El Dépor se presentaba en el Camp Nou en la jornada 38 de la Liga BBVA. El equipo coruñés venía de una segunda vuelta desastrosa, en la que había cambiado de entrenador: se había ido Victor Fernández y había desembarcado en A Coruña Victor Sánchez del Amo. Después de 37 jornadas, los blanquiazules marchaban decimoséptimos, dos puntos por encima del descenso que marcaba el Eibar, y les bastaba un empate en la última jornada para mantenerse en la máxima categoría del fútbol español. El objetivo era simple, un punto. Lo que no era tan simple era el rival.
El Barcelona venía de ganar la Liga en la jornada 37. El equipo de Luis Enrique llegaba lanzado, camino del triplete que después conseguiría y afrontaba el partido de manera especial, ya que Xavi, capitán culé, disputaba su último partido como local en Liga con el equipo blaugrana. No era ni el día ni el lugar más adecuado para jugarse una permanencia, pero no quedaba otra que salir a pelear.
Victor Sánchez del Amo dispuso un once con Fabricio en portería; Laure, Lopo, Sidnei y Canella en defensa; Bergantiños, Borges, Juan Domínguez en la medular; Cavaleiro, Lucas y Salomao como delanteros. El Barça, por su parte, lejos de salir con varios canteranos, saltó al campo con un once bastante competitivo formado por Masip en portería; Adriano, Bartra, Vermaelen y Mathieu en defensa; Sergi Roberto, Rafinha y Xavi; con Pedro y los siempre peligrosos Neymar Jr y Leo Messi en la delantera.
El plan del Dépor fue claro desde el principio: defender y salir a la contra. Todo el mundo esperaba una cierta dejadez del Barcelona, por lo que lo mejor era dejar pasar los minutos, ya que el empate valía a los coruñeses. Sin embargo, en una jugada en la que se iba arriba y forzaba un corner, el Barcelona lo cogía a la contra y Messi firmaba el 1-0. Era una mazazo terrible para el Dépor, que además recibía noticias de Eibar, donde el conjunto vasco goleaba al Córdoba por 3-0 en apenas 30 minutos. Con esos resultados, el equipo de Víctor estaba en Segunda. Lejos de reaccionar, los blanquiazules seguían atrás, sin crear peligro, persiguiendo el balón que el Barcelona movía de un lado a otro, mientras continuaban cayendo las ocasiones. Fabricio sostuvo al Dépor con una doble parada, la segunda a Pedro auténticamente espectacular, y el árbitro echaba una mano a los coruñeses anulando un gol aparentemente legal a Messi. Para acabar con las malas noticias, Canella, lateral izquierdo coruñés, se lesionaba. Víctor daba entrada a Medunjanin y colocaba a Bergantiños de lateral izquierdo improvisado. Con ese panorama, el partido llegaba al descanso, con el Dépor en Segunda.
Se esperaba algo distinto en la segunda mitad. El equipo de Víctor apenas había creado peligro y estaba claro que necesitaba un gol si quería salvarse. Sin embargo, todo seguía igual. Los culés continuaban atacando y en el minuto 59, tras un error defensivo del Dépor, Messi hacía el 2-0 y hundía a los blanquiazules. Los jugadores se miraban unos a otros en el campo. La afición que se había desplazado a Barcelona y la que lo estaba viendo por la tele tenía en mente las imágenes de los últimos dos descensos, personificados en Valerón, que agotado deambulaba por el cesped de Riazor. Sin embargo, algo cambió de repente.
Víctor sacaba del campo a Juan Domínguez y dió entrada a Oriol Riera. Con el cambio, Borges se volcaba a la banda derecha y de ahí, en el minuto 67, salía el pase del primer gol coruñés. Lucas Pérez recibía en el punto de penalti, se giraba y, con un zurdado seco, batía a Massip poniendo el 2-1. No estaba todo perdido. El Dépor se quitaba los complejos de encima y el Barcelona comenzaba a dar síntomas de dejadez. Medunjanin, minutos más tarde, reventaba el larguero de la portería culé. Se veía venir el segundo. Hasta que en el minuto 76, tras una falta en el borde del área y una serie de rechaces, Salomao empataba el partido. El deportivismo estallaba en júbilo: el Dépor estaba salvado. Sin embargo, aún quedaban 15 minutos y el añadido.
El once del Dépor al completo se ponía por detrás de la linea del balón a defender. El Barcelona movía el esférico de un lado a otro pero sin ser demasiado incisivo. Además, los coruñeses paraban el partido cada poco con faltas y lesiones, como la de Lucas Pérez, que abandonó el partido cojo a pocos minutos del final. Así, tras 14 minutos reglamentarios, y otros cinco de añadido, el árbitro pitaba el final y el Dépor se salvaba. Las escenas posteriores quedan para la historia blanquiazul. Jugadores celebrándolo en el campo, lloros por parte de algunos, felicidad, alegría y sensación de haber logrado algo inesperado. Así fue la salvación del Dépor la temporada 14/15. Para muchos, un milagro.