A sus 32 años, y sin aquel peinado tan reconocible que acompañaba sus cabalgadas por el costado diestro del Mallorca, Jonás Gutiérrez regresó ayer a una convocatoria de Liga BBVA. Con más experiencia y alguna cicatriz sufrida por el camino, el internacional argentino podría disfrutar de minutos en el Benito Villamarín esta noche precisamente en un momento en el que, tal y como confirmó Víctor Sánchez del Amo en la rueda de prensa de ayer, «habrá cambios en el once inicial», una interesante oportunidad para comprobar en qué medida Gutiérrez puede postularse como alternativa en los extremos.
Para Jonás, que se despidió del fútbol español el 27 de abril de 2008 con Fernando Navarro a su lado en el conjunto bermellón, la expectativa de saltar nuevamente al césped lleva consigo un importante componente emocional tras dos campañas especialmente duras al norte de Inglaterra, con especial hincapié en la última de ellas, en la que el Newcastle se jugó el descenso en la última jornada y un gol del de Sáenz Peña en el minuto 85 ante el West Ham dio la permanencia a los hombres de John Carver.
Y es precisamente la figura de Carver una de las que más relevancia cobra en estos últimos meses de la vida de Gutiérrez. Con un paso ciertamente complicado por el banquillo de St. James Park, el veterano técnico inglés fue el encargado de notificar al interior sudamericano y a su compañero Ryan Taylor -por vía telefónica- la decisión del club de no prolongar el vínculo contractual entre ambos. La decisión, teóricamente auspiciada por el dueño -el polémico empresario Mike Ashley-, también provocó las críticas del capitán del equipo, Fabricio Coloccini, buen amigo de Jonás e icono de la entidad.
Ahora, justamente el día que se cumplen cuatro meses de su último partido con las ‘urracas’, el futbolista criado en Vélez asoma la cabeza una vez más para disfrutar del verde. Si es para una primera toma de contacto o para romper el ritmo del partido está por ver, pero una cosa sí está clara: Jonás esta de vuelta.