Víctor Sánchez del Amo, entrenador del Deportivo, nos recibe en la que es su segunda casa: Abegondo. Como él mismo dice, gran parte de las horas que tiene el día se las pasa en la ciudad deportiva preparando los encuentros del conjunto blanquiazul acompañado de su inseparable cuerpo técnico. Una charla de fútbol de más de media hora en la que se repasan muchos temas del mundo del balompié. Y luego le llamaban ‘Loco’ a Bielsa…
En primer lugar, ¡vaya 2015! Sin duda ha merecido un gran brindis en estas Navidades…
Sí, muy bueno. Muy contentos, el 2015 ha sido muy especial. Esperemos que el 2016 siga por el mismo camino.
Qué destacarías como lo mejor y lo peor del año que termina.
Lo mejor, la oportunidad de empezar mi carrera como primer entrenador del Deportivo, que es un equipo que llevo tatuado en el corazón. Es un sueño hecho realidad, de eso no hay duda. Unido a eso, haber conseguido el objetivo de salvar al equipo, de mantener la máxima categoría y de poder empezar desde pretemporada, cargados de ilusión y recogiendo el trabajo que estamos haciendo. Esperamos que tenga continuidad y podamos disfrutar del Dépor muchos años en Primera.
En cuanto a lo negativo, como soy una persona muy positiva solo se aprende de ello, se supera y se olvida.
Llegas a un Deportivo inmerso en una crisis social y de resultados evidente. ¿Qué fue lo primero que escribiste en tu libreta para reconducir la situación?
En esa situación de nada te sirve el trabajo físico y táctico si no hay un clima emocional adecuado para poder asimilar ese trabajo. En un clima de problemas en lo social que afectan al vestuario, a la confianza, con los problemas que tiene en la moral de los jugadores la mala racha, hay que atajarlo. Eso se hace transmitiéndole confianza a la gente, uniendo lo elementos que estaban desunidos y generaban ese conflicto social. Apelando a la importancia que tiene la unión entre equipo y afición. Nosotros tratamos de juntar eso.
Yo he vivido el Deportivo de los años de oro, donde la afición jugaba un papel importantísimo y lo he disfrutado. Quería que los jugadores vivieran el ambiente que yo he vivido como futbolista y lo estamos recuperando. Fue muy importante al final de la temporada pasada el apoyo de los aficionados en casa, para transmitirle a los jugadores ese apoyo para poder rendir, y además cuando recuperan esa seguridad y con el poco trabajo que se pudo hace en los ocho partidos que tuvimos, pudimos ser competitivos y conseguir los puntos necesarios para salvarnos. Este año, desde cero, estamos trabajando fuerte en todos los aspectos. El año pasado hubo que hacer mucho hincapié en el aspecto emocional, social y de confianza de jugadores. Hubo mucho trabajo psicológico.
Has tenido muchos entrenadores a lo largo de tu carrera. Desde Arsenio Iglesias, a Capello pasando por Irureta. ¿Cuál es el que más te ha marcado?
Se aprende de todos, el concepto de aprender me parece maravilloso. En el equipo de trabajo que hemos formado estamos cuatro personas que tenemos eso en común, de todas las situaciones que vives sacas aprendizaje. Así que de todos ellos lo he tenido, no puedo destacar uno por encima de otro.
Viviste el incidente entre Djalma e Irureta desde dentro, ¿sirven esas vivencias para gestionar situaciones similares como la de Luisinho y Arribas?
Ese tipo de situaciones las he vivido como jugador en muchísimos equipos, es algo cotidiano. No es diario, pero las situaciones conflictivas por tensión, disputas o choques han pasado y seguirán pasando. Y esas experiencias te sirven. El conflicto entre Djalma y Jabo ha quedado como algo importantísimo y fue más anecdótico que otra cosa. Solo se encararon, no hubo agresión ni nada. Fue más cómica por haber sido un penalti que no era penalti en un partidillo y por todo lo que trascendió después. Fíjate lo importante que puede ser un penalti o no en un entrenamiento. Esas cosas pasan.
Una satisfacción muy grande es ver que las cosas salen, que el trabajo tiene recompensa
A final de la temporada anterior, decías que querías disfrutar del partido en el Camp Nou y quedó claro que se hizo. ¿Era el mismo deseo hace unas semanas?
Sí, de hecho a los jugadores es algo que les comentamos cuando tenemos que afrontar ese tipo de partidos. Los calificamos como partidos con los que todos hemos soñado, de pequeños todos teníamos el sueño de ser futbolistas, de poder jugar en el equipo de nuestra ciudad o de aspirar a más y jugar en uno de los grandes del país, en la selección, de jugar partidos importantes, retos. Eso es un sueño. No lo vemos como una amenaza, como algo peligroso que genere miedo y me atenace, al revés. Trasladamos el mensaje de que son partidos importantísimos.
El año pasado así era, jugar en el Camp Nou que es un campo único ante el Barcelona que es de los mejores del mundo. Nuestro objetivo era mantenernos en la categoría. Había que disfrutar, pero de manera responsable, saliendo a competir para conseguir el objetivo. No queremos saltar a un terreno de juego con miedo, ya se ha visto que este equipo es lo último que va a hacer. Va a disfrutar compitiendo, y eso significa sufrir, pelear, luchar y adaptarse a las situaciones del partido. Como ir perdiendo 2-0 y seguir con la misma idea en la cabeza para poder remontar.
Y con esa idea iréis al Bernabéu muy pronto…
Es otro de esos partidos soñados. Para mí tendrá un tinte especial, me he criado en esa casa desde los 11 a los 22 años. Estoy marcado por el aprendizaje de esa época.

¿Cuándo se te ocurre el planteamiento del Camp Nou? ¿Cuáles son las caras de los jugadores cuando les dices que tres se van a quedar arriba siempre?
No es un planteamiento normal. En esta sala empezamos todos los entrenamientos y explicamos lo que se va a hacer cada día, en cada entrenamiento, lo que se busca. Cuando hay que ver algún vídeo, potenciamos la idea del trabajo táctico con imágenes que entendemos son importantes. Vimos muchos partidos tratando de buscar cómo reducir la inmensa capacidad ofensiva del Barcelona y entendimos que era interesante esa idea de partirlos.
Si vas a buscar al portero, te superan al tener mucha calidad, no nos interesaba apretar arriba. Es una opción de muchos equipos y que puede ser efectiva, pero no no interesaba esa batalla, donde ellos se sienten cómodos. Sus dos centrales y Busquets son claves en la circulación del balón, para llevarlo de lado a lado. Ahí permiten que jueguen entre líneas hombres como Rakitic e Iniesta, entendíamos que al bloquear esos tres jugadores partíamos el equipo e íbamos a conseguir que tuvieran menos juego entre líneas. Salió bien, el problema es que el Barcelona en individualidades también te marca y fue lo que pasó.
Conseguimos reducir el número de ocasiones claras que hacen ellos en el Camp Nou, donde siempre es el portero rival el más destacado. Ese día Germán tuvo algunas intervenciones buenas pero para nada las habituales que suelen ser, donde los porteros están totalmente acosados. La estadística de ese partido, además, dejó más remates desde dentro del área por nuestra parte que por la de ellos, que es algo muy difícil de lograr. Es sistema, desde el plano defensivo, cada vez que recuperábamos el balón salíamos de verdad. No estábamos replegados atrás y nos hacían perder el balón, que es otra de las características del Barcelona. Al tenerles partidos nos permitía salir, llegar al área rival y generarles peligro.
Quedó más que claro que el Barcelona no regaló nada el año pasado…
Eso es obvio para nosotros. No deja de ser el típico comentario de fin de temporada que existen todos los años. A nosotros nos descontaban la última jornada ya que nos tocaba ir al Camp Nou. Nadie contaba que pudiéramos sacar puntos. Pero se habían dado situaciones en la historia que el Dépor había puntuado en el Camp Nou. Fue positivo que no se jugasen la Liga, pero eso entraba dentro de las quinielas. Otros rivales por la permanencia también jugaban contra otros que no se jugaban nada y se jugaron partidos en los que parecía que no había motivación salvo la sospechosa económica. Eso pasará siempre todos los fines de semana y las especulaciones estarán ahí. Demostramos dos años seguidos que se puede puntuar en el Camp Nou.
La pregunta es obligada, ¿cómo va tu renovación?
De ese tema ya he hablado y lo ha comentado hace pocos días el presidente. Estamos en conversaciones y esperamos las dos partes que no haya problemas. Cuando las dos partes tienen el mismo objetivo, lo normal es que no haya ningún tipo de problema.
¿Te ves como Irureta, aguantando muchos años en el mismo banquillo, o crees que los entrenadores funcionan mejor en ciclos cortos?
Los proyectos hay que analizarlos. Hay que ver qué tiene cada proyecto, los hay muy bonitos de pocos años y otros de muchos. De eso estamos hablando aquí, de proyecto. Uno de mis deseos sería poder contribuir con el trabajo de nuestro cuerpo técnico a que el Dépor se estabilice en Primera División. Poder hacer un trabajo en el que podamos permitir al club reducir la deuda y aspirar a cotas superiores. Para hacer eso, hacen falta varias temporadas.
¿Cómo es el día a día de Víctor Sánchez del Amo en una semana de partido? ¿Tienes alguna vía de escape?
Poquitas, disfrutar de la fantástica gastronomía que tenemos que comer para seguir trabajando. Los pocos ratos que tengo para desconectar, los engancho con mi familia. Acompaño a mis hijos a sus actividades extraescolares, tanto a Daniel como a Jimena. Luego con mi mujer salgo a cenar algún día o vamos al cine y poco más. El resto del día, muchas de las horas que pasamos aquí, nos gusta trabajar en equipo. Somos un equipo de trabajo que trabajamos en equipo, no es solo la etiqueta. Pasamos mucho tiempo en Abegondo y también nos reunimos en nuestras casas para seguir trabajando. En lo que más gastamos el tiempo es en pensar constantemente, en situaciones de juego, en cómo entrenarlas, en analizar los rivales, a nuestro propio equipo. Como nos encanta nuestro trabajo, cuando quieres hacer otra cosa la cabeza se te va al fútbol cada dos por tres. Sarna con gusto no pica.

Más difícil conciliar la vida familia siendo entrenador que futbolista.
Como jugador, tu responsabilidad se limita a venir un tiempo antes del entrenamiento, al terminar te quedas un rato más dependiendo de tus rutinas y tienes que llevar una vida ordenada, tienes tiempo libre para disfrutarlo. El tiempo de los ordenadores sigue. Llegamos a las ocho cuarto cuando el entreno empieza a las diez y media. Nos solemos ir a las tres de la tarde, cuando el entrenamiento termina a las doce. A veces nos vamos a comer a casa Manoli, a comer la tortilla y nos venimos para seguir trabajando en el despacho de Abegondo. Hay mucho trabajo.
Le damos mucha importancia al análisis y eso requiere tiempo. Cuanto más analizamos los partidos, nuestros entrenamientos y los partidos de los rivales, más conclusiones interesantes vamos sacando. Eso nos permite diseñar entrenamientos, estrategias para los partidos. Todo eso luego se ejecuta en los entrenamientos y partidos.
Vimos muchos partidos tratando de buscar cómo reducir la inmensa capacidad ofensiva del Barcelona
¿Qué es con lo que más disfrutas siendo entrenador?
Compartimos la satisfacción personal en el cuerpo técnico cuando acaban los partidos. Después de analizarlos, disfrutas al acabar si el resultado es bueno, que nos estamos acostumbrando a ello y esperamos que siga así. Una satisfacción muy grande es ver que las cosas salen, que el trabajo tiene recompensa. Cuando lo analizas en vídeo ves más cosas en profundidad, tienes esa satisfacción de decir que merece la pena tanto esfuerzo para que el equipo compita. La satisfacción que te da que un grupo de jugadores, y la gente que está alrededor se una en torno a una idea que propones de trabajo y vaya por ese camino para desarrollarla. La satisfacción de ver que la gente disfruta con ese trabajo.
Durante un tiempo formaste junto a Manuel Pablo una de las mejores bandas derechas de España. El canario sigue ahí y tras una conversación contigo renovó una temporada más. ¿Qué representa Manuel Pablo en el vestuario?
Manuel Pablo es de esos jugadores que es un privilegio poder haber sido compañero suyo, es un ejemplo, una leyenda de La Liga. Llegar a esa edad compitiendo y a ese número de partidos. Manuel lo demuestra en cada entrenamiento, su grado de implicación, esfuerzo, a pesar de no gozar de regularidad, de no cuenta con muchos minutos. Su implicación y dedicación es máxima, es un ejemplo para todos.

Has trabajado como analista, pero como le decías a Cudeiro en El País, estabas “dentro de la cocina”. Si tuvieras que ponerte en el rol de periodista, ¿qué pregunta te harías en una rueda de prensa?
(Risas) Me la prepararía. Improvisar me gusta poco, solo lo hago dentro del terreno de juego como jugador, que a veces toca. Improvisar no suele ser sinónimo de rendimiento. Cuando lo dejas todo a la improvisación, es complicado. Me tendría que poner, pero seguro que se me ocurrirían. Lo que no me preguntaría es si el objetivo seguiría siendo la permanencia, lo hemos contestado por activa y por pasiva dos meses y nos la siguen haciendo. Pero no pasa nada, respondemos encantados, eso es que las cosas van fenomenal. Los objetivos se marcan a principio de temporada y eso no se tiene que cambiar.
Lucas ha comentado muchas veces que su forma de jugar viene de lo que se curtió en la calle cuando era pequeño, en ese fútbol de barrio que ahora parece nublado por unos niños más preocupados en imitar las poses de sus ídolos. ¿Están perdiendo esa parte vital del aprendizaje los niños?
Es una consecuencia de la evolución social. Los que nos hemos criado jugando en las calles tenemos esa picardía que existía en esos juegos. Desarrollabas desde pequeño unas habilidades, tenías que organizar los equipos, si unos llevaban camiseta y otros no, si iban todos mezclados, todo eso era toma de decisiones. No era un rectángulo exacto, no había porterías, con lo que aumentaba tu imaginación y tu creatividad, también tu pillería. El desarrollo de la sociedad te lleva a escuelas de fútbol, con unos entrenamientos que lo hacen todo magnífico. Con entrenadores muy buenos, pero los niños van guiados y se pierde la picardía. Ahora no se juega en la calle, se juega en las casas a la Play. Falta la picardía de que haya una falta y la saques rápido, que no se si los juegos te lo dejan hacer. Eso antes existía.
También la tecnología puede influir en un juego más encorsetado…
Es la evolución que hay, las herramientas hay que utilizarlas. Lo que se pierde por la evolución hay que intentar encontrarlo por otro camino. No hay que dejar que se pierdan las cosas buenas, que se tenían con otro aprendizaje, como lo de la picardía por la evolución tecnológica o que no se juega en la calle por la protección que tenemos los padres con nuestros hijos, o porque es más peligroso o porque no hay espacio en las calles. Antes había solares, ahora España es todo edificios. Ya no puedes poner cuatro piedras y hacer un campo en cada solar, esto ha cambiado. Desde las escuelas hay que buscar trabajar con la base los conceptos para que no se pierdan, que no sea todo dirigido.
En este desarrollo tecnológico ha habido una evolución del fútbol tremenda en lo táctico. España es una potencia en el fútbol mundial a nivel táctico, para mi es la que más. Por eso los equipos españoles tienen la hegemonía en las competiciones europeas, hay grandísimos jugadores de todos los lugares del mundo, pero en España se trabaja tácticamente fenomenal. Es un plus para competir con otros rivales.
Esto se ha trasladado a la base, a las escuelas. Se trabaja muy bien tácticamente pero se corre un riesgo, se está trabajando con metodología de fútbol profesional, donde se desestructura el fútbol. Se entrena específicamente mediante posesiones, juegos reducidos, circuitos, reglas restrictivas, se entrenan determinadas cosas que se juntan y se juegan los partidos de fútbol, pero porque estás jugando con profesionales. Esto se aplica mucho en la base, mi hijo juega desde pequeño y voy a ver los entrenamientos. Es recurrente ver entrenamientos de niños de ocho, nueve o diez años llenos de marcas, picas, conos, posesiones, circuitos, reglas… entrenamientos de profesionales. Luego llegan los partidos y los niños no juegan bien, y se preguntan por qué no lo hacen con lo bien que entrenan. No entrenan a jugar al fútbol, de pequeñitos los que no teníamos eso entrenábamos a jugar al fútbol, no había posesiones, no había picas, había un campo y si no lo había se creaba. Cuatro piedras y a jugar al fútbol. Éramos cinco contra cinco, cinco contra ocho, diez contra diez pero era jugar al fútbol. Y así se entrenaba, jugando al fútbol. Se entrenaba el juego del fútbol. Ahora se entrenan posesiones, circuitos, y hay niños con mucha habilidad y técnica. Pero jugar al fútbol implica tomar decisiones, campo mucho más grande, perspectivas, coordinar movimientos… todo eso hay que entrenarlo. Y esto solo se puede entrenar, jugando al fútbol.
Le damos mucha importancia al análisis y eso requiere tiempo
Hablando de Abegondo, solemos verte viendo a las categorías inferiores. ¿Qué tal está de salud en Deportivo en cuanto a cantera?
Una de las obligaciones del cuerpo técnico es estar pendientes de la cantera. Nuestro club tiene una necesidad económica importante, y qué mejor vía de generar ingreso en un club que teniendo conciencia del trabajo de cantera. Sacar jugadores a coste cero y que se revaloricen pueden generar ingreso para el club. Lo tenemos clarísimo, desde que llegamos vamos cada vez que podemos. Estamos en coordinación con el Fabril, hacemos entrenamientos conjuntos, mezclamos jugadores.
Hicimos debutar a tres que estaban en Tercera el año pasado, debutando en partidos con cosas en juego, no fue algo testimonial. Vamos a seguir trabajando y desarrollándolo, no tenemos problemas en poner en Primera o en Copa del Rey a chicos que el año pasado estaban en Tercera. Hicimos una pretemporada para trabajar con ellos. Les henos dado de comer, los que asimilan esa comida y tiran para adelante, les abrimos la puerta y les damos más comida. Nosotros encantados.
Esta temporada se han visto a varios ex pasando por el palco y también por Abegondo, ¿te gustaría ver a alguno implicado en el organigrama del club?
Esa no es responsabilidad del cuerpo técnico. Mi responsabilidad es configurar mi equipo de trabajo. Estoy encantado con David, Nacho y Carlos. Manu Sotelo también está muy integrado en el trabajo. También Franganillo, que lo tuve de preparador físico y ahora trabajamos codo con codo, es muy especial tener esa confianza. No hay nada más bonito que tener a ex compañeros y a gente preparada y con vocación que además sienta al club, ya que lo han vivido para trabajar. Es ideal, de esa manera se trabaja mejor.
Comentabas antes que no te gusta improvisar, con lo que tampoco te gustará hacerlo en entrevistas o ruedas de prensa. ¿Cuánto le dedicas a prepararlas?
Bastante menos de lo que pueda parecer, ratos sueltos antes de cada comparecencia. A través de los magníficos profesionales del departamento de comunicación intento estar informado de las noticias, de los jugadores y de todo lo que rodea al club. Así cada pregunta que pueda surgir de esos temas tengo conciencia de ello, y no enterarme en una rueda de prensa de situaciones así. Pero más que nada es ser coherente y responder con coherencia. El principio que me aplico es que estoy para defender los intereses del club. Entiendo el mundo de los medios, es un negocio donde se venden noticias. Nuestro mundo no es ese negocio.
Como he trabajado en medios de comuncación y he estado dentro, tengo conocimiento de cómo se «cuecen las noticias». Intento colaborar, pero no puedo dar informaciones privadas que tienen que quedar en nuestro negocio, no pueden ser públicas ya que no nos interesa. En muchos casos no se consiguen los titulares buscados y yo lo siento, pero sin intereses enfrentados, los de los medios y los de la gestión del club.
Por último, ¿qué le falta a este Deportivo para volver a levantar algún título?
Trabajo, trabajo y mucho trabajo, las cosas solo se consiguen a base de trabajo. La ilusión no se puede perder nunca. SI trabajas, tienes derecho a tener ilusión por todo lo que quieras. Nos dedicamos a trabajar, trabajar y trabajar y a no perder el tiempo sentados esperando a que vengan las cosas. Perdemos el tiempo trabajando para ir a por las cosas.