1. Partido de poca tensión competitiva en Riazor. Decayó todavía más a medida que iban cayendo los goles en Los Cármenes y que el Real Madrid apenas recibía ataques aislados del Deportivo que no inquietaba un marcador que desniveló muy al principio Cristiano Ronaldo. Pasados los minutos ni el Madrid tenía nada que celebrar ni el Dépor nada que ofrecerle a sus aficionados, más que una derrota digna y quizás un gol que cantar. El partido entró y murió en una fase donde el aburrimiento y la complacencia se apoderaron de los 22 protagonistas.
2. Ese tedio en el que se convirtió el partido sirvió para que el Dépor cerrase el grifo atrás y evitar así otra goleada de grandes dimensiones. Dolió mucho el 0-8 recibido hacía pocas semanas ante el FC Barcelona y volver a sufrir algo parecido hubiera sido una losa excesivamente dura para equipo, directiva y cuerpo técnico. Y para la afición, claro. Un Madrid en plenitud podría haber hecho sangre, pero se limitó a dejar pasar los minutos sin provocar aluviones de fútbol y explosividad como suele acometer.
3. Me alegré mucho por la titularidad de Álex Bergantiños. Merecía serlo y no verse relegado a la suplencia por el regreso tras sanción de Celso Borges. A las 16h. estaba pendiente de ver si se cometía o no una injusticia con él y finalmente salió de inicio. Que no digo que el tico no debería haber jugado, pero por supuesto no dejando al ‘4’ en el banquillo. Esta temporada Álex ha evolucionado mucho y ha dado un paso al frente con el balón. Ofrece consistencia, inteligencia táctica, sacrificio y un intangible que muchos no aprecian, corazón, que es muy importante en estos tiempos. Ha sabido adaptarse a una posición nueva (interior en vez de pivote posicional) y ha sido protagonista inesperado en ataque en el Camp Nou y contra el Celta en Riazor, peleando por un balón que acabó empujando Lucas. Tras cinco temporadas completas en el Deportivo cada declaración de compañeros, ex compañeros, técnicos y ex técnicos respecto a Álex van siempre acompañadas del concepto ‘ejemplo’. Porque eso es Álex, un ejemplo.
4. También contra el Real Madrid, Víctor decidió reforzar el centro del campo en un 4-1-4-1. Lo había hecho ya contra el Villarreal con éxito y quiso repetirlo. Pero el Dépor, mientras hubo partido, estuvo excesivamente replegado, como le pasó ya en ocasiones ante el Villarreal, pero el submarino no contaba con la dinamita de la BBC.
5. Se llevó Stipe Pletikosa una ovación de la afición del Deportivo contra el Real Madrid. Fue una estancia breve y agria para el portero croata porque apenas tuvo oportunidades para mostrar su nivel. Pero se marcha con la mejor de las consideraciones: el apoyo y el reconocimiento de la afición. Esta mañana se despidió en rueda de prensa y lo hizo como un señor. Después de comentar en un medio croata que creía que no jugaba porque había una pelea entre el entrenador y la dirección deportiva, no manchó la imagen de su técnico cuando podía hacerlo. «Las cosas del vestuario se deben solucionar desde dentro, no desde fuera”. Por cierto, el mejor del Dépor con el balón en movimiento. Demostró ser mucho más portero que Manu.
6. El otro homenaje de la tarde se lo llevó Arsenio Iglesias, merecido y emocionante y hasta podemos calibrar que llega algo tarde. Es un icono del deportivismo tanto por su condición de jugador, de entrenador y de creador de un SuperDépor campeón. La afición utilizó más las manos para aplaudir durante el descanso que durante los 90 minutos que duró el partido.

7. Y el que se llevó un reconocimiento por parte de Zidane fue Manuel Pablo. Primero le puso delante a Cristiano Ronaldo, cuando el ‘7’ salió del campo, el encargado de encararle fue Gareth Bale y para terminar la faena último minutos con Jesé Rodríguez. No estuvo mal la dificultad a la que sometió Zidane al capitán blanquiazul. Sufrió mucho porque además en ocasiones no tenía ni una sola ayuda. Tiene dos años de contrato todavía y si le escucháis no tiene pinta de querer retirarse todavía. Dependerá, sobre todo, del club y del cuerpo técnico.
8. Se acaba un curso en el que ha pasado de todo. Lo mejor es poder decir que el próximo año Riazor verá a los mejores equipos españoles, pero hay mucho que analizar y sobre todo muchas decisiones que tomar. La imagen de los últimos días, que se hizo más grande aprovechando la tesitura de la visita de un finalista de Champions, ha sido vergonzosa y merece explicaciones. No hace falta citar cada acontecimiento que se ha hecho con carácter público porque ya todos lo sabemos y no queremos ni recordarlo. Los encargados de tomar las decisiones pertinentes son los de arriba y se esperan novedades en los próximos días. No es para menos.