El pasado sábado el Deportivo tenía una oportunidad de oro para sumar los tres puntos en casa, que le hubieran servido para auparse a la primera posición de la tabla por primera vez en lo que llevamos de campeonato. Los blanquiazules se enfrentaban al Nástic, el equipo con el peor registro goleador de la Liga y último clasificado, sin contar con el expulsado Reus. Sin embargo, los hombres de Natxo no consiguieron matar el partido a tiempo y el empate acabó por destruir las opciones al liderato.
Lo que sucedió el sábado no ha sido una mera casualidad. El Dépor lleva “tropezando” con equipos de la parte baja de la clasificación toda la temporada. De los ocho partidos que ha disputado contra los actuales seis últimos clasificados (sin contar el Reus), los herculinos han logrado ganar en tan solo dos ocasiones.
Ambas victorias se produjeron en la primera vuelta, una ante el Extremadura y la otra ante el propio Nástic. El resto de enfrentamientos, ante Tenerife –en dos ocasiones–, Córdoba, Rayo Majadahonda y Lugo, acabaron en empate. Sumados al del pasado sábado, el Deportivo cuenta con 12 puntos de los 24 posibles. Unos números que sorprenden especialmente cuando se comparan a los que el equipo ha conseguido ante los siete primeros clasificados.
En los ocho duelos que los blanquiazules han disputado contra los mejor situados en la tabla, el conjunto coruñés ha logrado cinco victorias, dos empates y tan solo una derrota ante el Cádiz. Con este balance, suman 17 puntos de los 24 en juego y mantienen la ventaja del golaveraje con respecto a todos ellos, exceptuando al club gaditano y al próximo rival de los coruñeses: el Málaga. El Deportivo no fue capaz de pasar del empate ante ellos en la primera vuelta, y en esta última jornada fueron precisamente los malagueños quienes aprovecharon el pinchazo ante el Nástic para adelantar a los gallegos en la clasificación.
Este domingo los herculinos tendrán ocasión de recuperar su puesto. Una victoria los pondría por delante de los andaluces y volvería a concederles el favor del golaveraje, una ventaja que puede resultar crucial a final de temporada, especialmente en una competición tan apretada como la Segunda División. Pero puede que no sirva de mucho si el equipo no empieza a sumar de tres en tres ante los rivales de la zona baja.