Álex Alfaro sigue creciendo en el Fabril. Con sus dos últimos goles, el filial dirigido por Manuel Pablo ha dado un paso más hacia el objetivo de los playoffs. Pero más allá del fútbol, este fin de semana ha vivido un momento que le ha marcado aún más que cualquier victoria.
Porque este domingo, Álex conoció a María. María tiene 12 años y padece sarcoma de Ewing, pero su lucha va mucho más allá de la enfermedad. Pese a su corta edad, se ha convertido en un ejemplo de valentía y esperanza. «A veces me siento muy cansada o tengo que ir al hospital, pero intento seguir haciendo las cosas que me gustan, como ir al colegio para aprender y, sobre todo, jugar al fútbol. ¡El fútbol es lo mejor!», asegura con la misma pasión con la que encara cada día. Su sueño es convertirse en oncóloga para ayudar a niños que, como ella, afrontan la dura enfermedad del cáncer.
A través de la asociación La Sonrisa de María, su familia y amigos trabajan para apoyar la investigación del sarcoma de Ewing y ayudar a otros niños que se encuentran en su misma situación.
Un gesto que vale más que un gol
Tras el partido contra el Guijuelo, Álex Alfaro no dudó en regalarle su camiseta a María. Fue un gesto sincero, de esos que dejan huella. En redes sociales le dedicó unas palabras cargadas de emoción, y en Riazor.TV compartió lo que sintió en ese encuentro especial.
«Más allá de la victoria, lo más bonito son estos detalles. Son los que realmente quedan con el tiempo. Vimos a María antes del partido, cómo nos dio la mano y nos deseó suerte con una alegría y unos ojos que transmitían algo diferente. Antes de empezar, lo comenté con algún compañero: muchas veces nos quejamos sin darnos cuenta de lo afortunados que somos. Y luego ves a María, que seguramente por dentro esté sufriendo, pero que te recibe con una sonrisa increíble.
Cuando acabó el partido, vino a felicitarme por el gol. Me quedé hablando con ella un ratito y no dudé en darle la camiseta. No sé a quién le hizo más ilusión, si a ella o a mí. Luego nos encontramos en el bus, nos hicimos unas fotos y nos dio unas pulseras. Es una niña increíble. Ojalá haber podido quedarme con ella más tiempo. Todo lo que podamos hacer para aportar a su causa es lo más importante que hay».
Un partido, tres puntos y dos goles para el Fabril. Pero el recuerdo que Álex Alfaro se lleva de este fin de semana no tiene nada que ver con la clasificación. Se lleva la sonrisa de María.