Ana Valles, portera del Dépor ABANCA, fue la segunda invitada del 2022 en RiazorTV. En la previa del Pradejón-Deportivo, la jugadora blanquiazul analizó cómo está el vestuario después de la derrota en Barcelona, su adaptación a este estilo de juego y la importancia del factor mental en el deporte.
La asturiana comenzó analizando los pocos goles que encaja el equipo. «En Abegondo nos hicimos muy fuertes, la primera vuelta en casa prácticamente aquello era un fortín. El anterior partido perdemos con el Espanyol, encajamos dos goles, pero el secreto de este equipo es que tenemos más tiempo la pelota que el rival. Eso hace que el rival te cree menos contras, y que seamos las menos goleadas en Reto Iberdrola. Es cuestión del equipo, tengo una posición muchísimo más adelantada. Y tampoco ha habido paradas espectaculares, ha habido alguna, pero es mérito del equipo«, recalcó.
Jugar con la posición adelantada
¿Cómo ha sido para Ana adaptarse al modelo de juego del Dépor y jugar con la posición adelantada? «La forma en la que jugamos nosotras hace que mi defensa prácticamente esté en el mediocampo y eso me obliga a mí a jugar con sentido común acorde a cómo juega el equipo. Si entre la línea defensiva y el medio hay unas distancias, yo no las puedo romper con mi defensa». Y prosiguió: «Hay veces que en el fútbol entendemos que son 10+1, porque el portero como coge el balón con las manos es difente, pero es que somos 11, y tengo que ir en bloque. Y la misma distancia que pueda haber de la delantera a las mediocentros o de las mediocentros a la defensa, me toca a mí tenerla con las defensas».
El aspecto mental
«El fallo del portero, como es gol, da igual que falles con la mano, que que falles con el pie. Vas a estar fastidiado, igualmente. ¿Cómo lo llevo? Los errores condicionan, porque a mí cuando alguien me dice: «No te tiene que condicionar el error», pienso, el error está bien que exista, que te condicione, pero que no te saque del partido. Creo que nosotros en nuestra posición tenemos que convivir con ello, yo cuando juego con el pie, me lo tomo igual que si me viene un balón a las manos y entra. Voy a fallar, voy a seguir fallando y creo que cuando asumes que va a haber fallos, te lo tomas con más tranquilidad. El fútbol con los porteros es puñetero en ese sentido. Yo asumo que voy a fallar, la gran mayoría de los partidos acertaré, pero cuando llegue ese fallo, soy yo la primera que me martirizo y que entre semana intento corregir ese error».
¿La presión? «Lo justifico un poco todo diciendo: ‘No sé si vamos a conseguir subir, no podemos prometer un ascenso, aunque sea soñado, pero vamos a trabajar en ello‘. Mi mejor arma para combatirlo es: voy a entrenar y voy a intentar ser mejor que ayer. Dentro de la psicología, la parte de los psicólogos dentro del deporte la veo fundamental. A mí me ayudó mucho desde que estoy en el fútbol profesional, tener mi pequeño diario de analizar las cosas que están sobre mi control y las que no. Después de asimilar que vas a fallar, cuando fallas, qué hacer y cómo hacerlo. A mí me ayuda escribirlo y ver qué está en mi mano para controlarlo; controlar que la cabeza no te envenene porque creo que eso es lo peor«.
¿Cómo consigue Ana «tener esa parte de paz mental»? «Mi manera de conseguirlo es entrenando. Yo tengo que morir entrenando y el día que no lo haga, me retiraré del fútbol, porque será que no hago con pasión lo que estoy haciendo y no me sirve para competir», expresó.