Este martes, en la segunda sesión del Deportivo preparando el duelo con la RB Linense, la tranquilidad de los últimos días en Abegondo se vio alterada por un contratiempo físico. Después de varios entrenamientos sin percances, Antoñito dio el susto de la mañana al tener que retirarse acompañado por el doctor Lariño después de sufrir un golpe en la pierna izquierda.
En principio todo parece quedarse en eso, un susto. El club blanquiazul ha comunicado en el parte de entrenamiento que el lateral sufre «una contusión en el mulso, el típico ‘bocadillo'». Habrá que ver cómo evoluciona en las próximas horas, pero en principio no debería tener problema para estar en condiciones de jugar el próximo sábado a las 19:30 horas en Riazor.
Es la única nota negativa de una sesión en la que, por otra parte, Granero dio un paso más hacia su recuperación. El central, al margen gran parte de la pretemporada por un problema en el tendón de Aquiles, ha tenido que bajar el ritmo recientemente por unas molestias musculares de las que ya está casi recuperado. De hecho, ya hizo buena parte de las tareas con el grupo. Aunque con un aparatoso vendaje para fijar bien la rodilla, el que ya hizo todo el entrenamiento con normalidad fue Diego Villares.
Sesión exigente, más tiempo de descanso
Sin poder disputar un último amistoso debido al caso DUX, el Deportivo ha tenido que reajustarse antes del estreno liguero y la semana es diferente a las habituales de competición. Borja Jiménez programó para este martes una dura sesión de entrenamiento a sólo cuatro días del encuentro, pero a cambio la plantilla no volverá a entrenarse hasta mañana miércoles a las 17:00 horas. Además, en una semana larga, el equipo disfrutará el jueves de una jornada de descanso coincidiendo con el cierre del mercado.