Una victoria agridulce, poca resistencia visitante y los cambios en el dibujo durante el partido, entre otros temas de interés de este análisis del encuentro entre el conjunto blanquiazul y el granota.
1. Victoria agridulce para el Deportivo. Después de más de una docena de partidos sin conseguir un triunfo, los jugadores herculinos apenas sonreían al término del encuentro. Ya no solo valía ganar, era que los resultados de los otros partidos acompañasen. Y al finalizar, el deportivismo se dio cuenta de que estos no les habían favorecido. Tocaba puntuar en el Camp Nou contra el campeón de Liga. Las caras de los aficionados a la salida del estadio también eran largas. Es la victoria más triste que recuerdo en los últimos años, todos haciendo cábalas de camino a sus casas. Daba igual, en todas salía lo mismo: hay que puntuar en Barcelona. Crucemos los dedos.
2. Tampoco se puede decir que el Dépor haya tenido un partido difícil. Los locales apenas estuvieron exigidos por un Levante con la salvación virtualísima aunque no matemática. Con defensa de tres centrales, eran Víctor Casadesús y Pedro Morales (extremo reconvertido a lateral durante prácticamente toda la temporada) los atacantes que debían buscar las cosquillas a los zagueros blanquiazules. Poco trabajo tuvo Fabricio más allá de balones aéreos y su lucha con el sol en la primera parte.
3. Víctor Sánchez del Amo repitió el once que estuvo utilizando las últimas semanas. Un 4-4-2 volviendo a apostar por la experiencia (Lopo, Manuel Pablo, Laure…) y por el sentimiento de pertenencia (Lucas, Álex o los anteriormente citados), con la única salvedad de Salomão en vez de Juanfran. Con la lesión de Manuel Pablo en el minuto 5, no cambió el dibujo. Luisinho pasó al lateral y Juan Domínguez se colocó en la izquierda, como había hecho contra el Málaga y el Elche en jornadas consecutivas.
4. Tras la lesión de un Manuel Pablo muy aplaudido en su posible adiós como futbolista, el plan le dio resultado al técnico blanquiazul. Juan Domínguez se acercaba al centro desde el costado zurdo y junto a Álex, Celso y Lucas Pérez creaban superioridades en el centro del campo. Sin excesivo fútbol porque carecían de profundidad por las bandas (Salomão fue muy intermitente en su juego), pero con suficiente sangre fría como para no jugarse balones peligrosos en zonas conflictivas. Y aprovechando lo que le está dando resultado al Deportivo últimamente: el balón parado. Centro de Lucas y nuevamente Lopo lo envía a la red.
5. Mediada la segunda parte y con 1-0 en el marcador, el Dépor se replegó en un 4-5-1 con Lucas Pérez como único atacante. Oriol Riera fue sustituido por Juanfran Moreno y Juan Domínguez pasó al centro del campo junto a Celso Borges, colocándose Álex Bergantiños como vértice defensivo del triángulo. Lucas se quedó solo arriba y aún así generó situaciones de gol, como un contraataque que no acertó en el disparo o conduciendo al área el balón que colocó Juanfran en la escuadra de Diego Mariño.
6. El que termina (o más bien terminó) la temporada como una moto es Luisinho Correia. El portugués, comité mediante, no podrá estar en el Camp Nou al cumplir ciclo de amonestaciones y será una baja muy sustancial para el Deportivo en el carril izquierdo. Pelea, transmite y es efectivo en ataque. Sin duda el luso ha estado entre los mejores del conjunto herculino en esta irregular campaña todavía por terminar.
7. Final de temporada traumático en A Coruña, y ya van cinco consecutivos. Descensos o ascensos, el tema aquí es sufrir. A eso ya se han vuelto a enganchar los aficionados deportivistas, que este fin de semana superaron los 30.000 en las gradas de Riazor (ayudados también por las entradas a 5€). Pero aún así la gente, cada vez más resignada, sigue saliendo a la calle con la camiseta blanquiazul y soñando con que «este año por fin nos toca». Deportivismo en las malas, seguro que es el más valorado.