Estigmatizado por un campo que ha pasado de ser ciénaga en invierno a pasto irregular en primavera y por una condición de equipo humilde que milita por tercera temporada en la categoría de bronce. Así de primeras, el Arenteiro podría parecer un equipo asociado al fango. Que compite mucho y muy bien amparado en su campo, a base de juego directo, disputas, brega y conceder muy poco a nivel defensivo.
Así podría parecer, insistimos, si uno mira también a sus resultados. Porque no verá victorias o derrotas por más de un gol desde el 13 de enero. Y comprobará cómo ni el propio Arenteiro ni sus rivales marcan más de dos tantos en el mismo partido de noviembre a este final de abril. Un equipo difícil de batir -solo 3 derrotas en esta segunda vuelta-, que anota poco (14 dianas en 14 encuentros tras el ecuador) y encaja menos (11 goles en contra en la segunda vuelta y 30 en 33 partidos). Barro. Lodo. Fango.
Sin embargo, esos árboles no dejan ver el bosque. Porque más allá de prejuicios y datos irrebatibles, el equipo que mañana (19:00 horas) visita Riazor es un conjunto que dista mucho de ser ese equipo exclusivamente peleón y con talento escaso. El bloque dirigido de manera magistral por Javi Rey no va séptimo y es el quinto mejor equipo de la segunda vuelta por casualidad. Más allá de su evidente competitividad y capacidad para jugar directo si procede, el Arenteiro es una escuadra que trata de ser alegre y no duda, cuando el campo y el rival se lo permiten, en combinar.
No, el Arenteiro no renuncia al balón. Más bien al contrario. Jordan, Álvaro Ramón, Illescas, Esquerdo, Pibe, Luis Chacón, Álex Cardero e Iván Ramos, con la variante de Christian Santos en punta por alguno de los dos últimos. Son todos nombres ofensivos que confeccionan gran parte del once de un Arenteiro que, con esos futbolistas, ataca mejor que defiende. Sobre todo, a domicilio. Después de la SD Logroñés, el cuadro de O Carballiño es el equipo que más remates concede a sus contrarios, con 11,66 cada 90 minutos. Una cifra que se eleva a casi 15 por encuentro lejos de O Espiñedo.
Clave para paliar este déficit estaba siendo el curso de Diego García. El meta, que se rompió el tendón de Aquiles hace casi tres semanas en Barcelona, había encajado 8 goles menos de los que ‘debería’, en función de la probabilidad de gol de los remates rivales entre palos. Una efectividad bajo palos a la que también se ha sumado Pablo Brea. Ni uno ni otro estarán en la meta de Riazor, adonde regresa Diego Rivas después de retirarse el pasado verano.
El Arenteiro y su once con recursos
El joven Javi Moreno y el asentadísimo Germán Novoa serán los encargados más cercanos de proteger al cancerbero. La pareja está muy consolidada, igual que la de los laterales Jordan y Álvaro Ramón. Ambos van mejor hacia delante que hacia atrás y, en el caso del zurdo llegado del Mérida, es una de las principales armas ofensivas del equipo ourensano.
También funcionan mejor con pelota que sin ella Marino Illescas y Vicente Esquerdo. El primero se ha hecho con un puesto en el doble pivote desde su llegada en invierno, a préstamo por el Algeciras. Aunque si Rey busca un Arenteiro más sólido, quien podría entrar por él es el defensor Vitra, habitual en el centro del campo. Mientras, el segundo es el amo y señor del ritmo de juego del Arenteiro. A sus todavía 25 años, Esquerdo está teniendo la continuidad que no obtuvo en el Castellón tras salir del Valencia, con el que llegó a tener minutos en bastantes partidos en Primera División.
La zurda de Esquerdo dirige el fútbol del Arenteiro. Pero quien ejecuta en los metros finales es la de Pibe. El extremo hispano-argentino regresa al equipo tras cumplir sanción, al igual que Esquerdo. Y partiendo desde la derecha, aporta juego interior, desborde y un desequilibrio descomunal en los golpeos, bien para colocar centros con rosca hacia dentro, bien para buscar directamente portería.
El ex del Pontevedra es un extremo más mediapunta que se complementa con los jóvenes Álex Cardero o Iván Ramos, futbolistas más de acudir al espacio. De hecho, no sería de extrañar que ambos fuesen de la partida, con Ramos partiendo en el puesto de ‘9’ para buscar incomodar a los Pablos con un ariete más móvil que Christian Santos. El venezolano llegó para sustituir de delantero centro rematador que el Arenteiro había perdido con la salida de Miku. Y aunque hasta ahora ha sido más un recurso que un futbolista estructural, entre febrero y marzo marcó 4 dianas fundamentales.
En el banco esperan Manín como punta y máximo goleador del equipo o el revoltoso Markitos para jugar en banda, además del talento del exdeportivista Manuel Romay, Tiago Rodríguez o el veterano Pol Bueso para defender el área.
Con estas piezas, la idea de sacar el balón jugado desde atrás y la intención de presionar por dentro al rival aunque no sea con un bloque súper alto, un Arenteiro sin presión amenaza al Deportivo. Su temporada ya es de notable altísimo como recién ascendido y entrar en la Copa del Rey, algo que sucedería si la liga se acabase hoy, la convertiría en sobresaliente.
Sabiendo competir en el fango y tirando del balón parado como importante recurso. Pero demostrando que más que un equipo de lodo, Javi Rey y sus pupilos son una estructura de cerámica. Bien pulida, funcional y bonita.