Un equipo áspero, incómodo. Que concede muy pocos resquicios a sus rivales y, por lo tanto, apenas encaja. A partir de esas premisas, el Burgos CF ha pasado de ser un equipo ‘ascensor’ entre Segunda B y Tercera a un conjunto asentado en la Segunda División. Primero Julián Calero y luego Jon Pérez Bolo lograron elevar esa idiosincrasia al máximo exponente no solo para afianzar al cuadro castellano en la categoría de plata, sino para hacerle soñar incluso con devolver el fútbol de élite a la ciudad burgalesa y emular a sus clubes antecesores en los 790 y los 90.
Pero todo se acaba. Después de un inicio sobresaliente cuanto a resultados, una malísima racha a partir de la victoria en Riazor (2 puntos de 18) se llevó por delante a Bolo. El equipo había perdido esa solidez y Michu pensó en Luis Miguel Ramis para recuperar los básicos. Y con el técnico catalán, el Burgos CF ha reparado sus cimientos.
Así, el Deportivo juega este domingo en El Plantío ante unos ‘Hijos del Frío’ que vuelven a recuperar ese apodo. No lo hacen por el duro invierno que, como cada año, golpea en Burgos, sino por méritos propios. Porque el cuadro blanquinegro vuelve a ser un conjunto ante el que es desagradable jugar. Granítico como una roca. Impenetrable como el hielo. 1-0, 0-0, 1-1, 1-0 y 0-0 son sus últimos resultados del bloque entre un diciembre que comenzó mal (1-3 ante el Levante y 1-0 en Copa contra el Marbella) pero que acabó bien y un enero que ha arrancado con meritoria igualada en Los Cármenes.
El Burgos CF es uno de los peores visitantes de la categoría, sí. Sin embargo, en Granada logró hacer de menos al conjunto nazarí y extrapolar a domicilio lo que ya ha venido mostrando en El Plantío, donde no se registra un gol visitante desde el pasado 10 de noviembre. Más de dos meses y cuatro partidos después de aquellos dos tantos del Sporting (0-2), al estadio burgalés llega un Deportivo que quiere mostrar de nuevo su identidad fogosa y derretir el hielo. Pero no lo tendrá fácil ante los pocos espacios que suele conceder el equipo de Ramis. Precisamente no es el escenario en el que más cómodo se siente el conjunto herculino.
Como decimos, el técnico que fuera futbolista del Dépor, ha logrado que el Burgos CF recupere su suelo competitivo. Sin más fichajes que el punta uruguayo Fernando Mimbacas, todavía no inscrito y lesionado del tobillo, y el portero Tomeu Nadal, el conjunto burgalés se parece mucho a aquel equipo fue capaz de convertir el duelo de la ida en Riazor en un encuentro relativamente cerrado. Aquel choque lo desequilibró un Álex Sancris que apunta a ser baja, como ya fue en Granada.
Pendiente de una posible incorporación al Getafe y con problemas físicos, la ausencia de Sancris es súper sensible para un Burgos que vive de su golpeo, que le ha regalado 4 goles y 5 asistencias este curso. Porque más allá de su cierta capacidad para encarar, Sancris destaca por su extraordinaria pierna derecha, capaz tanto de ser tanto martillo como seda. Sin el extremo diestro madrileño, Ramis ha apostado por Dani Ojeda, un futbolista mucho más enfocado a aparecer por zonas interiores y jugar al espacio.
Así, mientras Sancris destaca por su capacidad de centro y su disparo, Ojeda destaca más como un ‘falso’ segundo punta encargado de complementar a Edu Espiau o a Fer Niño. Ambos arietes se reparten minutos desde su rol como referencia ofensiva para ganar duelos dentro de un colectivo que no tiene problema alguno en jugar directo.
Tampoco duda el Burgos CF en juntarse en un bloque medio o incluso bajo a partir de un 4-4-2 fabuloso a nivel de profundidad defensiva (futbolistas muy juntos). Así, el trabajo colectivo es clave en un equipo que prefiere correr más que proponer a pesar de que tiene a Curro Sánchez, uno de los futbolistas más talentosos de la categoría con balón, en sus filas ejerciendo como enganche. Incluso teniendo en cuenta su lesión de tobillo y su pequeña caída de rendimiento, el canterano del Sevilla es el máximo goleador de los suyos, con 6 dianas.
Curro ha transformado un tercio de los 18 tantos de un equipo con más dificultades para concretar que para generar. Porque aunque el Burgos CF no sea la alegría de la huerta, entre su ataque posicional vertical, su capacidad de contragolpe y su balón parado genera más situaciones de las que dicen sus pobres números goleadores.
Clave en este sentido está siendo el poco acierto de sus delanteros (2 goles de Niño y 0 de Espiau), de Dani Ojeda (1 diana) o de Iñigo Córdoba (1 tanto), que no termina de asentarse en la parcela ofensiva del perfil izquierdo a pesar de que Borja Sánchez tampoco ha logrado recuperar el tremendo nivel que exhibió en Oviedo. Todos ellos manejan cifras por debajo de sus goles esperados (xG), lo que convierte al equipo de Ramis en uno de los tres peores en cuanto a efectividad: ha materializado 18 cuando, según el modelo de Opta, ‘debería’ haber transformado 25.
El cinturón de seguridad del Burgos CF
Por detrás, Miguel Atienza es el indiscutible de un doble pivote que, como suele ser habitual en este tipo de equipos, aporta sobre todo estabilidad. El madrileño es un centrocampista líder y posicional, capaz de otorgar equilibrio pese a tener solo 25 años. Si Marcelo Expósito, fichado este verano del Sevilla para el filial, no puede jugar, todo apunta a que su puesto lo volvería a ocupar Iván Morante, la mitad más creativa de una pareja que parecía haberse consolidado en la sala de máquinas del Burgos CF.
Por último, custodiando a Ander Cantero, Ramis cuenta con un cuarteto indiscutible en la última media docena de partidos de liga: Pipa, Aitor Córdoba, Raúl Navarro y Florian Miguel. Poderosos todos ellos en los duelos, si algo se sale de la partitura de la solvencia es la aportación ofensiva de Pipa, encargado de ‘estirar’ en el carril derecho sobre todo si falta Sancris.
Por la izquierda, Miguel también puede aportar en ataque, pero en Granada ejerció prácticamente de tercer central con balón. Y es que prioridad de ‘Los Hijos del Frío’ está clara: exponerse poco para construir desde la portería a cero. Con Ramis, tras un inicio dubitativo, el Burgos CF vuelve a ser más Burgos que nunca.